“El sexo en el aire es mejor que no tener sexo del todo”, dice una joven estadounidense después de presenciar todo el derroche de talento imaginativo de una serie de concursantes profesionales de Air Sex.
“Profesionales” si es que tal categorización cabe dentro de esta disciplina (indisciplinada), en la que para triunfar se requiere mucha creatividad, una buena veta humorística y, principalmente, extroversión.
Ser desinhibido se convierte en una virtud muy valiosa pues no cualquiera se atreve a encaramarse a una tarima y simular un acto coital en compañía de la nada, o más bien, a solas con el aire, como bien lo describe el nombre de este pseudodeporte.
El Air Sex es un invento made in Tokio, producto del largo tiempo ocioso que ha tenido el japonés J-Taro Sugisaku y unos amigos suyos, “todos sin novia”, según aduce el mismo creador.
A falta de pareja, este grupo de asiáticos decidió hacer mímicas en público en las que fingían estar en la intimidad con una pareja invisible con la consigna de que “peor es nada”.
El juego cobró vida en el 2006 y, poco a poco, fue expandiéndose en actividades sociales hasta llegar a centros públicos como bares y teatros.
En el 2007, el Air Sex ya tenía caracter competitivo, y empezó a ser emulado en Estados Unidos con una rápida difusión y con participantes que se lo tomaron muy en serio.
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Austin, Texas, fue la primera ciudad estadounidense que acogió el sexo en el aire y así se convirtió en cuna de estos actos coitales invisibles. Incluso de ahí salió un reglamento estricto, pero de texto escueto: “Todos los orgasmos deben ser fingidos”. Quien no cumpla la máxima, será eliminado automáticamente, no hay de otra...
Además, aunque no se dice explícitamente, todos los concursantes se abstienen de sacar al viento cualquiera de sus partes privadas.
Hombres y mujeres, flacos y gorditos... Para todos hay cabida en esta competición, siempre y cuando sean mayores de edad.
El jurado es estricto y también especializado... o algo que se le acerca.
El panel de jueces se compone de comediantes, propietarios de sex shops y estrellas de películas para adultos. A veces, el aplauso y la risa del exigente público también tiene su peso en la decisión final.
¿Ofensivo?
El humorista texano Chris Trew es el anfitrión del campeonato mundial de Air Sex, que realmente no es global sino nacional, pues le ha dado vueltas solo a Estados Unidos desde el 2009.
Estar tan cerca de la “acción” lo ha convertido en todo un especialista en esto del sexo en el aire, al punto que se sintió capacitado para hacer una presentación de air sex en el popular programa televisivo America’s got Talent.
Lejos de llevarse las palmas, Trew salió por la puerta trasera después de que hasta el polémico Howard Stern le dijera que lo suyo era “ofensivo”.
“Son idioteces”, escribió el comediante estadounidense en una entrevista por correo electrónico a este medio.
Trew está convencido de que el sexo en el aire es “inspiracional” tanto para quienes lo practican como para los que lo difrutan desde su butaca. Más aún, añade que podría dar ciertas ideas originales para utilizar en una relación no ficticia.
“Lo más gracioso de ser parte de esta iniciativa es ver las rutinas tan creativas y discutir lo ridículas o lo reales que son.
”Lo más original que he visto es a un concursante que disparó confeti como si estuviera llegando a un orgasmo, o a uno que sustituyó sus partes privadas por una sierra eléctrica”, comenta Chris Trew.