El maestro Carlos María Hidalgo tenía una compra y venta ubicada en el centro de San José llamada El Arco Iris. Con las utilidades de este negocio financiaba sus grupos musicales y también las grabaciones que realizó durante los años 50: una proeza en aquellos tiempos, cuando hacer discos de acetato era una tarea harto difícil en nuestro país.
Esa suerte de heroísmo musical no es nuevo bajo el sol de Costa Rica pues Johnny Valverde se desempeñaba como policía para sostener a su orquesta Maryval, y Néstor Cubero se postuló a cargos municipales para hacer más llevadera la carga económica de su agrupación de músicos. Es legendario el taller de guitarras de Ricardo Mora, soporte económico de sus conjuntos musicales y de sus grabaciones.
Además de director de orquesta, Hernán Sánchez fue un empleado bancario que sostuvo durante largo tiempo a una de las agrupaciones más populares del país. Wilson Sanabria era abogado y alcalde del cantón Vázquez de Coronado mientras fue director de la Wilson Boys, y Lubín Barahona era empleado público por el día y director de orquesta por la noche.
Con tales antecedentes, no es extraño que un músico como Carlos María Hidalgo hiciera sobrevivir a su grupo con los réditos provenientes de su actividad comercial.
Artista de Palmares. Carlos María Hidalgo nació en Palmares de Alajuela el 9 de octubre de 1924. Hizo estudios musicales que lo llevaron a especializarse en piano, guitarra y acordeón. Durante muchos años fue maestro de música en algunos centros educativos, vocación que alternó con una intensa labor de compositor y director de su grupo.
Hidalgo pasó la mayor parte de su vida al norte de barrio México, sitio al que dedicó una de sus canciones más conocidas: Mi barriada , grabada por la cantante Daisy Ledezma. Quienes vivimos en ese barrio de la capital, recordamos a Carlos María con su traje oscuro y su inseparable cartapacio, atiborrado de partituras y letras de canciones que dedicó a su pueblo.
Su casa estaba ubicada entre la Escuela Ramiro Aguilar y la cantina El Gran Sesteo, en una cuadra larga donde vivieron algunos de sus cantantes. Su vecina Maritza Palma le grabó ¡Adiós, mi Costa Rica! y Luna gatuna . Varios niños de la comunidad fueron los actores de los dramas musicales que el maestro palmareño montó en sus años de docente y compositor.
Pocos compositores nacionales como Hidalgo han dedicado tantas melodías a diferentes sitios de su país: Cartaginesa, Mi barriada (en la que se menciona buena parte de los barrios de la capital), Mi San José, Palmares, Noche en playas del Coco, ¡Adiós, mi Costa Rica! y ¡Viva mi Costa Rica!
Merece especial consideración el bolero Cartaginesa , grabado por Carlos Luis Vargas durante los años 50: ya es un clásico de la música popular costarricense. Años después surgió una nueva versión en la voz de Gerardo Ramírez, la que gozó de bastante aceptación.
En los años 60 apareció la orquesta de Carlos María Hidalgo y sus Doce Profesores, grupo que se presentó en los primeros programas de la televisión nacional, en particular en el espacio que abrió el peruano Santiago Ferrando con su inolvidable emisión sabatina del canal 7: Las Estrellas se Reúnen.
Grabaciones históricas. Buena parte de los cantantes nacionales grabaron las inspiraciones de Carlos María Hidalgo en diversos ritmos, que van desde el bolero tradicional hasta el swing americano.
El vocalista Eduardo Blanco le grabó dos de los boleros más sonados de finales de los años 50: Bahía y Amor y fantasía . Estos registros se llevaron a cabo en la emisora Radio Crystal, después conocida como Radio Reloj, ubicada entonces en los alrededores del Liceo Costa Rica.
Eduardo Blanco llevó al acetato otros temas del compositor palmareño : Maldita sociedad, No quiero oír mi disco, Otra cerveza más y Sagrado amor ; sin embargo, el cantante más representativo de la obra de Carlos María Hidalgo es Carlos Luis Vargas, aunque no fue vocalista de planta del grupo de Hidalgo.
Para ambos, el tema emblemático fue el bolero Cartaginesa , grabado en la Sala Tassara de barrio México en 1951.
Carlos Luis Vargas grabó con éxito otros temas de Hidalgo: Cinco palabras, Mala mujer, Blanca Rosa, Linneth, Estoy enamorado y Mi San José .
Ronald Alfaro le grabó un tema, El hombre interplanetario , cuando el asunto de los ovnis causaba revuelo. Tal grabación se hizo en los estudios de Discolandia con un grupo musical compuesto por piano, trompetas, bajo y percusión. Alfaro recuerda que el bajista utilizaba cuerdas de manila: tal era la dificultad de conseguir cuerdas metá-licas en nuestro país.
El guitarrista y cantante Juan Carlos Peñaranda grabó Mi novia es Managua y ¡Viva mi Costa Rica! Antonio Zavala dejó en el acetato dos piezas: Palmares y Rosa del palmar . Luis Molina se sumó a los intérpretes de la música de Carlos María con el tema Violeta . Elizabeth Alvarado, la Alondra Centroamericana , le grabó Noche en playas del Coco.
Existe una hermosa fotografía de la orquesta de Tony Murillo de cuando tocaba en la Casa España. En la foto aparece el maestro Hidalgo al piano.
Esa es una de las pocas referencias públicas de este creador, quien siempre estuvo lejos del relumbrón y de las bambalinas; sin embargo, su obra perdura en el corazón de los costarricenses. Don Carlos María Hidalgo falleció en San José en 1996 a los 72 años.
El autor es investigador musical y dirige un programa de música popular que Radio Nacional transmite los domingos a las 8 p. m.