Por César Muñoz Acebes
Washington, 28 ene (EFE).- El nuevo régimen democrático que EEUU quiere ver en Cuba cuando muera Fidel Castro debe ser creado por los habitantes de la isla y no por los expatriados, según el Departamento de Estado.
El establecimiento de un sistema democrático por parte de los ciudadanos que viven actualmente en Cuba es la perspectiva "más sana" que daría la "mayor legitimidad" al proceso de transición, declaró a EFE Christopher Sibilla, encargado de asuntos cubanos en el Departamento de Estado.
"Es la forma en que los mismos cubanos querrían que se hiciese", dijo durante un receso de una conferencia sobre las lecciones de la transición española de la dictadura a la democracia para América Latina.
Los cubanos exiliados pueden aportar inversión, asistencia técnica y su trabajo como profesionales, pero deberían adoptar un papel secundario en el futuro cambio político de la isla, indicó Sibilla.
Esta fue también la conclusión que alcanzó un estudio de la Universidad de Miami divulgado hoy que está basado en una encuesta realizada entre cubanos que se han exiliado hace un mes o menos.
Un 34 por ciento de los encuestados no confía en los compatriotas que abandonaron la isla antes que ellos, lo que llevó a los investigadores a concluir que los políticos del exilio deberían dejar la iniciativa a los de la isla durante la transición.
A pesar de las numerosas voces disidentes dentro del país en los últimos tiempos para conseguir una apertura política, Sibilla opinó que ésta no se producirá hasta que muera Castro, puesto que "Fidel no quiere cambios".
La más importantes de estas iniciativas es el Proyecto Valera, que ha recogido miles de firmas en favor de la convocatoria de un referéndum para garantizar la libertad de expresión y asociación, la amnistía para los presos políticos y elecciones libres.
El presidente del Instituto Demócrata Nacional, una organización no gubernamental afiliada al Partido Demócrata de EEUU, Kenneth Wollack, constató que mientras la oposición era ejercida antes por "disidentes valerosos", ahora la abandera un movimiento popular.
"Este movimiento hará inevitable un cambio real en Cuba", señaló en el seminario, que organizó su instituto junto con la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), ligada al Partido Popular, el grupo político que gobierna en España.
El evento analizó la transición española tras la muerte de Francisco Franco en 1975 como modelo para América Latina y Cuba, en particular.
No obstante, el embajador de España ante EEUU, Javier Rupérez, alertó de que la coyuntura de su país cuando se produjo la transición era muy específica, por lo que "es muy difícil aplicar sus lecciones a cualquier otro lugar".
Entre esas circunstancias especiales estaban una incipiente economía de mercado, un cierto nivel de libertad personal, una clase media de tamaño sustancial y la participación de miembros del régimen franquista en la transición, lo que evitó la ruptura de la legalidad.
Los protagonistas de la transformación fueron el rey Juan Carlos, que el propio Franco nombró como su sucesor, y Adolfo Suárez, quien había sido miembro del Movimiento Nacional durante el régimen de Franco y fue elegido presidente del Gobierno en las primeras elecciones democráticas, explicó Rupérez.
Mientras que en España el cambio fue producto de las acciones de "personas en el poder", la situación deberá ser muy diferente en Cuba, según Sibilla.
"No queremos ver una sucesión, que cuando Fidel muera, (su hermano) Raúl asuma el poder. Eso no sería una mejora", señaló. EFE
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