Édgar Cartín “El Galán” de “Informe 11”: “A veces la gente quiere que siempre ande sonriendo”

Dejando de lado la carismática figura de Informe 11 , este empresario cartaginés cuenta que no es fácil esconder sus momentos difíciles cuando todos esperan ver al personaje las 24 horas del día

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En la provincia de Cartago el nombre de Édgar Cartín es más que conocido gracias a su negocio de rótulos publicitarios, los cuales se ven con facilidad a la orilla de alguna carretera, como el que anuncia el próximo juego del Club Sport Cartaginés.

Sin embargo aunque el resto del país no lo conoce, todo cambia cuando este empresario de 50 años agarra sus camisas floreadas y se pone sus gafas estrafalarias para encarnar al famoso personaje El Galán, el del grito “¡Ay ja!”, de Informe 11 Las Historias.

En octubre esa pintoresca figura celebrará seis años de llevar humor blanco a las pantallas nacionales, pero, ¿quién es el hombre detrás del personaje?

“Soy una persona normal, común y silvestre que tengo mis problemas, que sufro, que si me corto me duele, que tengo situaciones difíciles. Soy una persona emprendedora y luchadora. Vengo de una familia muy humilde. He podido salir adelante gracias al esfuerzo, trabajo, y los valores que me inculcaron mis padres”, expresó el actor.

Si bien Cartín nació en Pérez Zeledón, a los dos meses pasó a vivir a la Vieja Metrópoli. Creció entre Paraíso y El Bosque de Oreamuno, y actualmente es vecino de Barrancas de El Guarco.

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Declarado aficionado cartaginés por los cuatro costados –de los que asisten al estadio–, confesó que llegó hasta octavo año en el Colegio de San Luis Gonzaga por rebeldía y su papá lo mandó a trabajar porque no quería vagos.

“Mi papá en aquel tiempo pidió un terreno prestado y me puse a sembrar culantro, rábano y con un carretillo salía a venderlos. Me enseñó a pulsearla. También recogí café, lijaba en una mueblería, fui mensajero en San José y lavé buses, todo eso me ayudó a futuro”, recordó Cartín .

En ese oficio, lavando los buses de Concepción de Tres Ríos, un chofer amigo suyo le pidió que le rotulara su unidad, y fue cuando notó que tenía habilidad para el dibujo.

Lo anterior fue producto de que se había metido a estudiar a la Casa del Artista en San José, donde enseñaban serigrafía y dibujo comercial. Cartín rotuló el autobús y a los días fue llamado a cuentas por el jefe de la empresa donde laboraba.

“Yo pensé: ‘Ya me van a echar’. Me vio asustado, se echó una risilla y me dijo: ‘¿cuánto me cobra y me rotula todos los buses?’. Recuerdo que me gané ¢115 que en ese tiempo era mucha plata. Y así me fueron saliendo muchos trabajos, hasta tener hoy 32 años al frente de mi propia empresa Rótulos Cartín”, contó.

Fiel creyente en Dios pero sin apegarse a una doctrina religiosa, el brumoso comentó que hay cosas en las que no se parece para nada al personaje que interpreta, pero otras en que sí.

“Nos parecemos mucho en los principios. Mis padres me enseñaron el respeto, la honradez, el temerle a Dios. También en que ambos somos sensibles ante ciertas situaciones. Ahora, no soy ni comilón ni tortero como El Galán. Tampoco tan enamorado. No me la creo como él. Lo que sí le envidio es el positivismo que tiene. Para él la vida es bonita y sin tantas complicaciones”, dijo este brumoso, quien no tiene hijos.

No todo es risa. Trabajar haciendo reír a la gente es un tema serio, y si bien Cartín no es humorista, sí está inmerso en ese mundo gracias a la televisión.

Como cualquier ser humano el brumoso ha vivido momentos complicados que inciden en su estado de ánimo, por lo que a veces no puede andar con una sonrisa como el público usualmente lo referencia en Las Historias.

“Soy una persona de carne y hueso, que lloro, sufro, que me duele. Hay momentos difíciles en mi trabajo o en la familia. A veces la gente no entiende eso y quiere que siempre ande sonriendo, o pegue el gritillo o que salga en carrera. La gente a veces me mira serio y creen que soy siempre el personaje. ¡Es difícil! Trato de ser cordial con todo el mundo pero hay días en que uno anda con las pilas bajas”, agregó.

Algunas de las situaciones que le sacan las canas a este coleccionista de antigüedades, son la impuntualidad y la hipocresía.

¡Y claro está! cuando afronta algún alegrón de burro apoyando a su amando equipo Club Sport Cartaginés.

“Ser seguidor del Cartaginés es una pasión. Solo el que lo es me puede entender. Una vez hablaba con un ‘cartago’ y me decía que si salía campeón se iba a perder esa magia, esa pasión por el equipo. Hay que quitarse esa mentalidad, aunque yo ya perdí las esperanzas”, dijo Édgar.

Si fuera presidente del club blanquiazul expresó, sin aclarar si era broma o en serio, pide un préstamo hipotecando el estadio para salir campeón comprando jugadores locales caros.

“Una de dos: O soy campeón o desaparece de una vez y se deja de sufrir, pero me hago un equipazo. Hay que invertir, hay que arriesgar”, dijo entre risas.

Casi tira la toalla. Uno de los secretos mejor guardados, según manifestó el empresario, es que estuvo a punto de abandonar el güiro, los zapatos blancos y todo lo relacionado a El Galán no en una, sino en dos ocasiones.

“Estoy convencido de que El Galán es un propósito que Dios tiene conmigo. Estuve a punto de retirarme en dos oportunidades ya sea por cansancio o por mi trabajo, pero Dios me pone algo en el medio. Una vez iba con toda la intención de retirarme, andaba en Paraíso. Cuando salí de un evento me estaba esperando una señora y me dijo que quería agradecerme. Tenía un hijo en la cárcel y vivía momentos difíciles. Me dijo que el personaje le dio momentos de alegría y me abrazó”, comentó reflexivo el entrevistado.

También un compañero del canal que padeció cáncer le contó cómo en el hospital donde fue atendido, los pacientes de sala disfrutaban de las ocurrencias del personaje, olvidando por minutos su difícil situación.

“Mi compañero me dijo: ‘Vos no sabés lo que hacés con mucha gente. Nunca te retirés’. Por esas cosas es que siento que Dios me está hablando a través de otras personas, así que, aquí sigo”, señaló el mismo que brinca con el tema La del moño colorado .

Si hay algo que le ablanda el corazón a Cartín es cuando personas enfermas, niños y adultos mayores le externan ese cariño.

Para él esas manifestaciones de aprecio pesan más que cualquier crítica que haya recibido, sobre todo en redes sociales.

“Gracias a Dios son muy pocas. No les prestó atención a menos que sean constructivas. Hay mucha gente en la calle que me da su apoyo y me quedo con eso”, finalizó El Galán, pero el que vestía traje entero y corbata.