San Isidro de Pocosol, San Carlos. La simpática abuela Petrona Urbina, de 85 años –60 de los cuales los ha vivido en esta zona fronteriza–, se toma con buen humor los trastornos que le ha acarreado la apertura de la trocha.
Su finquita quedó partida en dos. Su antigua casa de madera tendrá que derribarla pues parte de ella quedó casi que en el centro de la futura carretera y el escusado de hueco prácticamente de lado de Nicaragua.
“Casi que tengo que sacar pasaporte para hacer mis necesidades más íntimas como cuando quiero desaguar (orinar)”, dijo, medio en broma y medio en serio.
Y es que el retrete de madera, como ella le llama, está rozando el suelo nica pues a la par hay un hito –mojón auxiliar– que indica dónde termina el territorio tico y empieza el nicaraguense. “Cada vez que siento ganas, tengo que cruzar la trocha y al menos poner un pie en Nicaragua”, indicó.
La menudita octogenaria, una de las fundadoras de San Isidro, un poco más en serio dijo temer que en cualquier momento un carro se estrelle contra el escusado.
“Le pido a Dios que eso no ocurra cuando haya gente adentro porque hasta el chofer podría caer al hueco”, agregó.
Petición. Originaria de Chontales, Nicaragua, pero criada en Costa Rica, doña Petrona está a la espera de que la empresa que tiene a su cargo la sección del proyecto entre El Campo y San Isidro e cumpla con la construcción de la nueva casa.
“Si voy a estrenar camino pues me haría muy bien estrenar casita. Mientras tanto, voy a ubicarme en la de mi hijo Gustavo”.
Urbina quiere que Dios le dé muchos años más de vida para ver la carretera asfaltada. “Yo espero que para entonces todas mis necesidades las pueda estar haciendo tranquilita en mi nueva casa”, dijo el jueves.
Aunque los dos kilómetros de borde fronterizo son inalienables, el Estado está obligado a indemnizar a todas aquellas personas que vivan en precario en esa zona, explicó Carlos Acosta, del Conavi.
Con la apertura de la trocha, aumentó la construcción de ranchos en la zona, que pueden apreciarse con tablones nuevos y muy cerca de la ribera del San Juan. Colaboró Vanessa Loaiza N.