Ayer hablábamos de la voluntad de una persona para hacer una romería sin importar cuánto fuera la distancia del trayecto.
Unas horas más tarde de aquel primer
Sus 69 años no le impiden hacer la romería desde San Vito de Coto Brus hasta Cartago' ¡descalzo!
Antes de que compartiéramos un tramo de la primera jornada de romería, don Olegario transitaba solo, bastante ido en sus ideas.
Luego un intercambio de saludos, caminamos durante unos cinco kilómetros, en el que también nos acompañó Alonso Tenorio, fotógrafo de este diario.
Lo primero que nos sorprendió fue la fortaleza física y espiritual de este romero. Sereno, sin quejarse en ningún momento, don Olegario no despegaba la mirada del asfalto, evitando así piedras y trozos de vidrio esparcidos en el camino.
La conversación nos llevó a una pregunta inevitable: su razón para hacer tal sacrificio, si se le podía llamar así.
“Solo por agradecerle (a la Virgen) por todo lo que me ha dado”, nos dijo el sanviteño.
Me atrevería a pensar que nuestra conversación logró que, por unos minutos, don Olegario pudiera olvidarse del maltrato que recibían sus pies a cada paso.
En la planta de sus pies se comenzaban a hacer evidentes las ampollas, pues el sol calentaba el asfalto y eso empeoraba el camino para don Olegario.
Si bien ya había soportado más de seis horas de caminata, eso no significaba que las últimas horas antes de la primera parada fueran placenteras. Todo lo contrario.
“Como sea, debo llegar a Cartago”, nos advirtió cuando el Sol se encontraba a plenitud.
Por un momento me adelanté a mi provisional compañero de romería y noté lo caliente del asfalto porque a lo largo asemejaba un espejo, debido a la alta temperatura que se genera en la zona sur.
Pese al esfuerzo en su andar, por don Olegario no se podía sentir lástima. Más bien inspiraba respeto, admiración y carisma.
Durante el camino hablamos no solo de lo que para él significa la romería, sino también de futbol (desaprueba el ascenso de Barrio México a la Primera División), de los cerros que teníamos frente a nosotros, hasta del Mundial y su famoso pulpo. Tampoco ocultó su orgullo de que España lograra el Campeonato Mundial.
Así me lo hizo saber Carlos Arce, un joven que este año cumple su sétimo peregrinaje.
Además de romero, Carlos ha tenido que hacer de enfermero y masajista; así se lo han demandado tres vecinas a quienes prometió no descuidar.
Personalmente, no pude caminar por completo el primer día de romería. Quehaceres laborales (como escribir este