Sesiones interminables, ocho horas diarias para votar mociones, constantes recesos y falta de cuórum... Ese es el diario vivir de los diputados que discuten modificaciones al plan fiscal y el resultado es el mismo: hastío y cansancio.
Ayer, los diputados coincidían en que la discusión de unas 1.400 mociones de reiteración sobre el plan de reforma fiscal volvió a entrabar el Congreso y retrasa la discusión de otros proyectos prioritarios, como la ley de tránsito.
Hasta ayer no había indicios de un nuevo acuerdo entre las fracciones de oposición y Liberación Nacional para eliminar mociones y ponerle un plazo a la discusión del proyecto, que crea un nuevo impuesto del 14% al valor agregado y elimina el gravamen de ventas.
“Realmente es frustrante la dinámica”, resumió Juan Carlos Mendoza, presidente del Congreso y diputado del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Según cálculos de su despacho, aún faltan 744 mociones de reiteración, que podrían terminar de discutirse el 15 de marzo.
Sin embargo, el plazo podría extenderse si los diputados piden que se revisen los resultados de cada una de las votaciones.
A eso se le suma que cada fracción tiene derecho a pedir un receso de 15 minutos al día, que suman hasta dos horas perdidas a diario, sin contar los momentos en que no pueden votar por falta de cuórum.
Anoche, por ejemplo, la sesión empezó a las 4 p. m. y a las 4:07 p. m. ya no había cuórum para votar y en una hora hubo cuatro recesos.
“Yo creo que se ha perdido algún tiempo (...), Es un procedimiento donde no se puede discutir nada, en ese sentido es irracional. Yo preferiría que aquí haya menos mociones y más discusión; solo se leen cuando se votan, es estar nueve horas aquí sin hacer ningún aporte constructivo, discutir nada, negociar nada, sino votando. Es muy difícil estar nueve horas aquí, por eso salen los recesos”, se lamentó José María Villalta, parlamentario del Frente Amplio.
Sin sentido. Legisladores como Marielos Alfaro (Movimiento Libertario), Luis Gerardo Villanueva (Liberación) y Mendoza agregan nuevos adjetivos al ejercicio reiterado de votar mociones.
Para Marielos Alfaro, es “lento y cansado”; según Villanueva, es un “letargo” que provoca “cansancio improductivo”, mientras Mendoza sostiene que es un “ impasse desgastante e improductivo”.
Pese a las molestias, no se vislumbra un nuevo acuerdo entre fracciones para impulsar una moción “guillotina”, que retire enmiendas al plan fiscal .
Villanueva confirmó ayer que el ministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides, se reunió con varios diputados (algunos del PAC) para tratar de buscar una votación rápida en primer debate.
Empero, Benavides declinó referirse a una posible nueva negociación para evitar la revisión de 744 mociones pendientes.
En cambio, alegó que el Poder Ejecutivo ve “con buenos ojos” cualquier iniciativa (alcanzada entre las bancadas) “que permita una votación democrática y rápida” del proyecto de reforma fiscal.
Marielos Alfaro es del criterio de que cualquier moción para acortar la discusión ya no tiene mayor sentido, porque cada vez son menos las reformas que faltan por votar en el plenario.
Según resumió, la moción guillotina de Liberación Nacional exige cuatro días para ver mociones, dos días más para mociones extraordinarias y hasta cinco días para discutirlas por el fondo.
Esto extendería su discusión más allá del miércoles 15 de marzo, como lo tiene previsto el Partido Acción Ciudadana.