México, 16 mar (EFE).- Una representación del dios de la lluvia azteca, Tláloc o Nuhualpilli, irrumpió hoy en la ceremonia inaugural del IV Foro Mundial del Agua para recordar la importancia de la lluvia en las culturas prehispánicas de América Latina.
Los pueblos autóctonos mexicanos, como los de muchos países de América, adoraban a sus dioses y mantenían una estrecha relación con ellos, sobre todo con los relacionados con la lluvia, fuente de vida y fundamento para el desarrollo de la agricultura, base de la economía de hace siglos.
Las deidades prehispánicas del agua y asociadas con la climatología son diversas, Chaac, de los mayas o Ilyapa, el dios del tiempo y el rayo de los incas.
En la antigua civilización egipcia el dios de la lluvia tempestuosa era Pajet, y en la tradicional religión shintoísta japonesa, en la que hay miles de dioses, también hay una dedicada a la lluvia.
En el Centro Banamex, tras los discursos de apertura a cargo del presidente mexicano, Vicente Fox, del príncipe Naruhito de Japón, y del príncipe de Holanda, Guillermo Alejandro de Orange, entre otros mandatarios, los asistentes pudieron ver cómo emergía una pirámide.
De ella bajaron varios danzantes, una sacerdotisa y finalmente una representación del esperado dios Tláloc, que, ayudado por un juego de luces, permitió que la lluvia se hiciera presente en el recinto.
También subió al escenario un grupo de música mariachi que deleitó a los presentes con algunas de las canciones más internacionales de México, tales como el "Jarabe tapatío".
El toque dramático musical sirvió para atenuar la solemnidad de la ceremonia inaugural de esta cita en la que participan representaciones oficiales, organismos intergubernamentales y ONG de más de un centenar de países. EFE
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(con fotografía)
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