La caricatura es Arte (con mayúscula): una manifestación de las artes visuales. Sin embargo, ha sido relegada en los Premios Nacionales de la Cultura pese a estar incluida en las categorías correspondientes a las Artes Plásticas desde 1993: “En la rama de Artes Plásticas se concederán dos premios escogidos de las siguientes categorías: pintura, escultura, dibujo, caricatura, grabado y arquitectura” (art. 2.°, ley n.º 7.345).
Solo el maestro Hugo Díaz Jiménez ha sido distinguido con tres de esos altos galardones: el Premio Nacional de Periodismo Joaquín García Monge en 1976, el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en Artes Plásticas en la rama de caricatura en 1996, y el Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez en el 2000. Como género híbrido ligado al periodismo, la caricatura en manos de don Hugo fue enaltecida doblemente en el ámbito periodístico y en una ocasión en el artístico.
En 1998, Leda Astorga Mora, fundadora y miembro de la agrupación La Zarigueya, recibió merecidamente el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en escultura a raíz de su exposición Reunión en familia . El jurado señaló entonces: “Lo irónico e irreverente de sus imágenes ofrece una nueva actitud no explorada antes por la escultura costarricense”. Así, rescató lo humorístico en su veta experimental como “vehículo para una incisiva perspectiva crítica ante el entorno”, pero no enmarcó su trabajo en el ramo de la caricatura.
¿Y los otros creadores notables que han contribuido a la expansión de la caricatura? ¿Por qué estos premios han desconocido su trabajo tesonero? En su estudio Medios de masas e historia del arte, Juan Antonio Ramírez afirma:
“No todos los objetos que participan de procedimientos del arte se consideran artísticos . Por esto, el concepto de arte ['] no define categorías de cosas, sino un tipo de valor. En términos generales se trata de un valor positivo: el arte asume categorías ejemplares, y su noción se constituye en un espacio mental privilegiado que sirve para una clasificación instantánea de todas las acciones y objetos perceptibles por un hombre cualquiera”.
Creadores meritorios. Siendo así, ¿está en Costa Rica incluida la caricatura dentro del contexto del arte? ¿Existe la caricatura en la percepción de lo artístico del jurado o ha permanecido en el “ apartheid cultural” que menciona Ramírez? Quizá su condición de expresión multidisciplinaria e interdisciplinaria dificulte su valoración dentro de esta categoría ejemplar que es el arte.
De la propuesta de caricatura existente, tomemos tres casos disímiles: Fernando Zeledón Guzmán ( Zele ), activo en la prensa desde 1974, cuya obra se hermana en temas y estilos con la de Hugo Díaz. Ambas están muy ligadas al desarrollo y al apogeo del humor gráfico en la década de 1970.
Zele es ilustrador de textos y creador de personajes populares y de historietas originales, como Primitivo Piedra. Fue docente por más de veinte años en la Escuela Casa del Artista (programa del Museo de Arte Costarricense del Ministerio de Cultura), y dirigió talleres en el Museo del Niño, el Centro Cultural de España y la Fundación del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
El segundo ejemplo es la obra híbrida y original de Francisco Munguía Villalta, cuyo eje cardinal es el humor gráfico. Munguía ha contribuido a desarrollar la caricatura al utilizar otras expresiones artísticas como soporte: pintura mural, ilustración, cerámica, instalación, grabado, escultura y animación.
Igualmente, Ferreol Murillo Fuentes ( Ferrom ) ha dado a conocer la caricatura costarricense fuera del país y ha obtenido 24 premios (entre 1989 y 2011) en certámenes mundiales.
Ferrom es así el caricaturista nacional más premiado en el exterior: en China, Alemania, Israel, Suiza, Serbia, Turquía, Macedonia, Brasil, Siria, Nepal, Italia, Cuba, Argentina y Rumanía (tres de los premios corresponden a la fotografía humorística).
Con mucha razón, Ferrom señala el poco reconocimiento que la caricatura tiene en Costa Rica y añade: “La caricatura es un dibujo artístico que te hace reír a la vez que pensar”.
Trayectoria nacional. Exposiciones y certámenes de carácter nacional realizados a inicios del siglo XX, también honraron la caricatura. La Exposición Nacional de Artes, Oficios e Industrias de 1917 fomentó la creación de obras nacionales y el conocimiento de lo propio ante las penurias causadas por la I Guerra Mundial. Uno de sus objetivos fue saber con qué contamos para presentarlo al mundo.
En el discurso inaugural de aquella exposición, Juan B. Quirós, ministro de Fomento, señaló:
“El anhelo de enaltecer los esfuerzos del trabajo costarricense en los ramos artísticos, industriales y manuales determinó la emisión del decreto del 30 de marzo del año en curso, que establece a perpetuidad, como una fiesta cívica, una Exposición Nacional conmemorativa del aniversario de la Independencia Política del Estado”.
Anastasio Alfaro, presidente de la Junta Directiva de la muestra de 1917, fue también partícipe de la I Exposición Nacional, celebrada el 15 de setiembre de 1886, base de la fundación del Museo Nacional y de la reforma a la enseñanza pública.
Allá, en 1917, exhibida entre acuarelas y dibujos al crayón, la caricatura recibió los primeros premios nacionales documentados. Francisco ( Paco ) Hernández Holgado y Carlos Herrero fueron honrados con sendas medalla de oro: uno por sus humoradas de costumbres del país, y el otro por sus caricaturas de tipos conocidos.
Asimismo, la caricatura fue galardonada en las Exposiciones de Artes Plásticas (1928-1937) realizadas en el Teatro Nacional. Reconocidas como un hito cardinal en el desarrollo de la plástica costarricense, las Exposiciones son también un momento de auge de la caricatura: allí recibió 16 premios, entre medallas de oro, plata, primeros y segundos premios, y menciones honoríficas.
Los galardonados fueron Noé Solano Vargas, Arquímedes Jiménez Vega, Gilbert Laporte Soto, Julio Solera Oreamuno, Francisco Rodríguez Ruiz, Alcides Méndez Soto, Marco Tulio Zeledón Matamoros, Claudio Carazo Brenes y Ernesto Sandoval R.
Aprender de la historia. Entonces, la caricatura fue valorada en idéntica medida que las otras expresiones plásticas. En 1933, Noé Solano, organizador de las exposiciones, aclaró: “El dibujo ha estado flojo en todas las exposiciones anteriores, y, ello unido a los pocos fondos con que podía contar el Comité, obligó la supresión de premios en este ramo”.
Casi olvidada por la Ley de Premios Nacionales, de 1961, ¿podrá la caricatura ser reconocida con la actual propuesta en discusión? ¿Será finalmente destacada?
El galardonado con el Premio Nacional Pío Víquez del 2011, Alberto Cañas advirtió en una entrevista con La Nación : “Algún pensador del siglo XIX dijo que los pueblos que no conocen su historia corren el riesgo de que se les repita en forma de caricatura. Fíjese que a este pueblo de Costa Rica se le están repitiendo los años 40, pero en forma de caricatura”. Premonitoria o sancionadora, la caricatura es una expresión artística que debe reconocerse.
La autora ha publicado los libros 'Historia del humor gráfico en Costa Rica' (Editorial Milenio, 2008) y 'Caricatura y prensa nacional' (EUNA, 2002).