Managua. El canciller costarricense, Enrique Castillo, rechazó que la ausencia de la presidenta Laura Chinchilla en la cumbre de mandatarios del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) haya sido un desaire para esta organización.
En su criterio, el desaire se lo hizo Nicaragua a Costa Rica por mantener la invasión de isla Calero, en Pococí en el extremo caribeño de la frontera entre ambos países.
Así lo afirmó Castillo la noche del jueves en las afueras de la Casa de los Pueblos, al terminar una sesión de más de cinco horas en la que él recibió simbólicamente, de manos del jefe de Estado nicaraguense Daniel Ortega, la presidencia del SICA por un periodo de seis meses.
Chinchilla no asistió a manera de protesta porque su gobierno insiste en que Nicaragua permite la presencia de civiles en Calero, zona que ambos países se disputan desde el 2010 en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Castillo dijo a La Nación que no habló de este tema con Ortega. No obstante, agregó que el trato del mandatario nicaraguense y de su esposa, Rosario Murillo, “fue muy cordial, muy amable”.
Ante los medios locales, el canciller sostuvo que Costa Rica decidió que Chinchilla no iría a las cumbres del SICA durante la presidencia de Nicaragua porque, un día después de asumirla, este último país envió un contingente de jóvenes a isla Calero, pese a que La Haya ordenó mantenerla despejada.
“Dos días después, la Corte Centroamericana, que le rinde servicios al Gobierno nicaraguense, dictó una sentencia contra Costa Rica por la construcción de la trocha. Esas fueron maneras agresivas de iniciar una presidencia pro témpore y por eso Costa Rica, en protesta, decidió que la presidenta no iría a las cumbres del SICA, pero que asistiríamos, no estaríamos ausentes, no dejaríamos la silla vacía porque sí queremos contribuir al desarrollo del SICA”, argumentó.
“Ahora hay nicaraguenses que están viviendo ilegalmente en esa zona y metieron ganado. Imagínese un humedal protegido por Ramsar (convención internacional), y han metido ganado ahí”, continuó.
Mientras Castillo daba declaraciones, el vicecanciller nicaraguense Valdrack Jaentschke estaba muy cerca. Cuando este medio intentó conocer su criterio, dijo: “Yo no hablo con la prensa”, y se apresuró a entrar al edificio.
El canciller insistió en que, para dar paso a un diálogo bilateral, el gobierno de Ortega debe cumplir con las medidas cautelares que impuso la Corte Internacional: “Nicaragua ha solicitado varias veces a Costa Rica, por distintos medios, usando distintos mensajeros, que dialoguemos y la respuesta de Costa Rica es: ‘Con mucho gusto, desalojen Portillos y cumplan la orden de la Corte y al día siguiente nos sentamos a conversar’”.
Por otra parte, negó que la trocha 1856 contamine el río San Juan, y anunció que el Gobierno contrató a una constructora para reparar “las cosas que haya que reparar”, que calificó de “mínimas”.
A la cita asistieron los mandatarios Ortega, Mauricio Funes (El Salvador), Ricardo Martinelli (Panamá), Porfirio Lobo (Honduras) y Otto Pérez (Guatemala). Castillo representó a Chinchilla.