Los bancos locales Improsa y BCT, únicos de capital privado costarricense, fortalecen el servicio personalizado a sus clientes para enfrentar la competencia de los magabancos extranjeros.
Representantes de ambas entidades coinciden en que la atención hecha a la medida ha sido y será la receta para operar y crecer en sus respectivos segmentos de mercado.
Para ambos, convivir con la banca internacional (HSBC, Scotiabank, Citi y BAC San José), regional (Lafise y Promerica) y pública (Banco Nacional, Banco de Costa Rica, Popular y Bancrédito) no es una tarea difícil porque operan en segmentos desatendidos por esas entidades bancarias.
BCT, con 30 años de operación, se enfoca en servicios para un grupo específico de empresarios de sectores como el agrícola, agroexportador y turismo.
“Son los que otros han dejado de lado”, dijo Álvaro Saborío, vicepresidente de la corporación.
Improsa, por su parte, tiene 25 años de existencia, ofrece servicios a pequeñas y medianas empresas (Pymes) y a personas de altos ingresos.
“Son segmentos muy desatendidos que tienen un gran potencial de crecimiento”, dijo Franco Naranjo, gerente general.
El valor de la atención personalizada al cliente es algo que reconocen y tratan de replicar bancos internacionales como Citi.
Recientemente, este megabanco lanzó para Costa Rica el programa Citi Gold, exclusivo para clientes con alto patrimonio que brinda servicios hechos a su medida.
“Estamos es un esfuerzo por segmentar a nuestros clientes y ofrecerles servicios más acordes a sus necesidades”, dijo Jorge Neira, director de banca de consumo para Costa Rica del Banco Citi.
Por el contrario, el banco se introduce en la empresa como socio financiero para luego moldear los productos.
“Damos seguimiento a cada etapa, por ejemplo, a un importador, se le hace una carta de crédito para que haga la compra internacional, después se le hace una pignoración del inventario para que pueda cancelar el crédito y cuando finalmente el importador vende la mercadería ya nos cancela la pignoración”, explica Naranjo.
“Aquí, los bancos grandes cortaron el financiamiento y los públicos tienen tantas regulaciones que actúan como banca internacional”, comentó el director financiero de la empresa de tubosistemas, Mario Gómez.
A su juicio la banca privada y local, en algunos países, fue un amortiguador de la crisis, pues siguieron prestando dinero a sus empresarios, porque “los conocían bien”.
En la misma línea, el ex gerente general del Banco Nacional, William Hayden, había explicado que tras la crisis quedó en evidencia un nicho de crecimiento para este tipo de bancos
“Nuestro tamaño nos permite tener un mayor nivel de eficiencia y poder ofrecer costos muy competitivos”, señaló el vicepresidente de la Corporación BCT.
La fortaleza de este tipo de entidades, es respaldada por un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El estudio que analizó a 86 bancos centroaméricanos desde el 2002 y al 2007, concluye que los bancos extranjeros no son necesariamente más eficientes que sus competidores domésticos.
La eficiencia se analizó desde el punto de vista técnico, habilidades en manejo de recursos y potencial de crecimiento.