27 de junio del 2012, Parque Nacional de Guayabo en la iamegen monolito daado por la exposicin a la interperie, cambios de temperatura/ caravaca (Marvin Caravaca)
Conforme pasa el tiempo, y debido a la ausencia de árboles y arbustos sobre el sitio arqueológico, las rocas en el Monumento Nacional Guayabo adquieren una tonalidad verde grisácea y negra.
El color se lo dan organismos conocidos como líquenes (verde) y cianobacterias (negro).
Mientras algunos líquenes podrían estar protegiéndolas de los cambios bruscos de temperatura, las cianobacterias estarían acelerando su deterioro, al punto de facilitar su fragmentación y meteorización, la cual termina convirtiendo las piedras en arcilla.
Esa es la hipótesis de trabajo de Marielos Mora y Elena Castillo, del Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Ellas estudian estos organismos en Guayabo por solicitud de los funcionarios del Área de Conservación Cordillera Volcánica Central (ACCVC), a quienes les preocupa el deterioro que sufre el sitio arqueológico. De hecho, el proyecto forma parte de los esfuerzos de restauración y conservación.
Al estar las rocas expuestas al sol y a la humedad por falta de cobertura boscosa, se favorece la presencia de la cianobacteria
Conforme se va quedando sin minerales, la piedra empieza a hacerse porosa y lentamente se vuelve una arcilla.
A este proceso de degradación se le conoce como meteorización y la bacteria lo está acelerando.
“En su interior, esta bacteria tiene un polisacárido (almidón) que absorbe el agua y la retiene. Debajo de esa capa negra, se crea un ambiente de alta humedad y temperatura, donde crecen otras bacterias y hongos. El metabolismo de todos genera ácidos que van deteriorando la piedra”, explicó Mora.
“Hemos probado algunos aceites esenciales que se extraen, por ejemplo, de ajos o naranjas. En principio, estos son componentes naturales. Los estamos probando a nivel de laboratorio para, eventualmente, si se prueba su efectividad, pedir permiso para evaluarlo en el campo”, comentó Mora.
“Claro, la evaluación de campo es complicada porque no es lo mismo probarlo en el laboratorio, donde hay condiciones controladas, que evaluarlo en un lugar donde hay lluvia y se puede lavar. Hay que recordar que Guayabo está en un área silvestre protegida”, declaró la investigadora.
Asimismo, cualquier acción que se emprenda, implica un riesgo y por eso debe ser analizada con detenimiento.
“Si yo limpio una piedra, el próximo organismo que la colonice puede ser peor, porque no tiene competencia o porque es un ambiente nuevo. Es un asunto bien complejo”, reflexionó Mora.
Según Obando, otros sitios arqueológicos en América Latina, como Chichen Itza (México), no tienen este problema porque sus condiciones son semiáridas. “El organismo está ahí porque se dan las condiciones ambientales”, dijo.