En aquel tiempo, la enfermería era lo suyo, aunque el arte siempre le punzaba los instintos. En los días libres de universidad, Antoniette Bourcart se compraba un chocolate y pasaba días enteros en los museos.
Ahora disfruta a plenitud de la pintura y es una de las exponentes del Festival Internacional de las Artes. Sus 22 obras se encuentran en el Tribunal Supremo de Elecciones.
La mujer, su madre, las sillas y las máscaras con que se visten las personas a diario, son los ejes temáticos de los acrílicos.
Tony, como la llaman sus amigos, es una mezcla de culturas: nació en México, sus padres eran suizos y vive en nuestro país desde hace muchos años.
"A mí siempre me gustó mucho el arte. Recuerdo que empecé a llevar cursos de cerámica, y luego los fui ampliando. Ahora tengo un pequeño rincón de trabajo en el taller de mi maestro Eduardo Barracosa ", sostuvo esta abuela de 16 nietos y bisabuela de un pequeño.
Aunque dice se trata de un "pasatiempo", ella también mira el arte como su trabajo, y todas las mañanas le da rienda suelta a su pincel.
"Voy al taller todos los días de 9 a. m. al mediodía. Allí estudio sobre arte, hago mis obras y aprendo mucho".
Ahora son las mañanas. Tiempo atrás, el arte quedaba para las tardes pues ella era la directora de la Escuela Angloamericana.
Sus primeros estudios fueron en la medicina, y, aunque no los concluyó, siempre ha estado ligada a las ciencias: ella es la esposa del cardiólogo Longino Soto , y ambos son los padres de Tanya, Longino, Katia, Marianne y Rodrigo.
En su tiempo libre lee y estudia. Habla ya ocho idiomas y está aprendiendo griego y ruso.
La medicina, la educación y el gusto por la cultura pintaron a esta artista con intensos colores.