Cuando Francisco Fau llegó al país procedente de España, a finales de la década de 1950, encontró muy poca actividad en el montañismo nacional.
Recién llegado, se estableció en la farmacia de su suegro como dependiente, y, cuando se sintió un poco más cómodo en San José, soltó la pregunta: “Aquí, ¿cuáles montes se suben?”.
A los meses de haber llegado al país, alguien le comentó del Chirripó, un cerro que solo había escalado un puñado de locos.
“Me contaron que esa era la montaña más alta del país y dije: ‘¡pues vamos para allá!’”, recuerda el español nacionalizado tico, quien ahora tiene 84 años.
La primera vez que don Paco alcanzó el punto más alto del relieve nacional fue en 1958, acompañado por el presbítero Gonzalo Jiménez (q.d.D.g.). Al regreso, comenzó a reclutar gente para el grupo que, años más tarde, se convertiría en el Club de Montañeros de Costa Rica.
El primero
Su paso por el Club de Montañeros de Aragón, en su natal Zaragoza, le permitió organizar una expedición inédita para la época (1960): 14 caminantes y dos semanas en la montaña. Esa fue la primera ocasión en que se filmó el macizo Chirripó y también la primera vez que subieron mujeres.
Para ese entonces, ya había encontrado con quien hacer yunta para sus expediciones: Werner Sauter, Rodrigo de la Ossa, José A. Calvo y Evamarie Sandweg. El grupo lo redondeaba la esposa de Fau, Teresita Villalobos, con el mismo empuje que su marido.
El Ministerio de Seguridad les facilitó tiendas de campaña. Vale la pena destacar que De la Ossa –quien fue en representación del Instituto Meteorológico Nacional–, realizó las primeras mediciones del clima en la montaña.
Hombres y mujeres iniciaron el ascenso al Chirripó el domingo 14 de febrero de 1960 y lo finalizaron el lunes siguiente. El grupo le dio nombres a varios montes y lagunas. Por ejemplo, el Lago de las Damas, en el Valle de los Lagos, fue bautizado así en honor a las dos mujeres.
Otro aporte de don Paco fue la instalación de “buzones” en las cimas de los cerros del macizo, a la usanza europea. Estas son cajas de zinc que guardan cuadernos para apuntar los nombres de quienes conquistan la cima. La tradición se mantiene hasta la fecha, y es uno de los más anhelados objetivos de los caminantes.
Francisco Fau practicó el montañismo en otros sitios del territorio nacional.
Tres años después de subir el Chirripó, ideó una travesía de océano a océano, llamada “trans-Talamanca”. Por más de dos semanas, él y su grupo caminaron de la costa pacífica hasta la Caribe, atravesando la cordillera de Talamanca.
Luego, junto al Club de Montañeros de Costa Rica, escaló todos los volcanes de la Cordillera Volcánica Central y de Guanacaste. Además, organizó la primera expedición al cráter del Arenal.
Ahí, Fau y su equipo documentaron la presencia de fumarolas y canales de lava. “Pero estaba todo muy tranquilo; no temblaba ni retumbaba”, recuerda.
Cincuenta años después, Francisco Fau está activo. El martes 18 de octubre, recibió un reconocimiento del Club de Montañismo de la Universidad de Costa Rica (UCR), y ayer sábado participó en una actividad de la Asociación Costarricense de Espeleología, demostrando así que hay montañista para rato.