¿Qué dice el cierre de una prominente galería sobre el estado de la cultura? Entrevista con Klaus Steinmetz

Tras 18 años, 150 eventos culturales, docenas de exposiciones de artistas internacionales y locales, e infinidad de conversaciones sobre el arte de hoy, la galería Klaus Steinmetz Contemporary Art ha cerrado sus puertas.

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Tras 18 años, 150 eventos culturales, docenas de exposiciones de artistas internacionales y locales, e infinidad de conversaciones sobre el arte de hoy, la galería Klaus Steinmetz Contemporary Art ha cerrado sus puertas.

De su local en San Rafael de Escazú, Steinmetz pasará ahora a Peninsula Fine Art en Papagayo (Guanacaste), en el lobby del hotel Four Seasons.

En otro contexto, sería un movimiento normal del oleaje del mundo cultural en perpetuo cambio. Sin embargo, para el galerista, verse obligado a clausurar su espacio en Escazú es, en parte, reflejo de la carencia de políticas culturales concretas para las artes visuales.

En una entrevista reciente, Steinmetz detalló que la falta de estímulos y exenciones fiscales, la escasa cultura de coleccionismo en Costa Rica y el poco apoyo de los gobiernos locales complican el panorama para galeristas insertados en el mercado internacional.

No en vano, como recuerda, se han cerrado recientemente la Galería Alternativa, Equilátero y la Jacob Karpio.

Si bien el gremio artístico ha encontrado otras formas de promover a artistas locales (como demuestra la proliferación de proyectos autogestionados como Nos Vemos, Réunion, Varios Artistas o Nueve/4’s), la galería privada y de carácter internacional ofrece un tipo de conexión esencial para los artistas, al colocar su obra en ferias y exponerla en un circuito cada vez más globalizado.

Con pocos espacios para el arte contemporáneo (como Despacio o Veinti4siete) con ese tipo de vinculaciones, ¿qué puede ocurrir? Conversamos con Steinmetz unos días después del cierre del local escazuceño.

– Toma la decisión de cerrar la galería en Escazú. ¿El proyecto concluye, sigue de otra manera o cambia de orientación?

– Cambia totalmente. Sigo teniendo un proyecto en Guanacaste, pero por las características, de pasar de una galería construida para ello al lobby de un hotel, tiene que ser muy diferente. Estoy mudándome de una galería de 400 m2 de un terreno de 900 m2 a un lobby de 50 m2.

”Se limita muchísimo la posibilidad que tengo no solo de exponer arte, sino de hacer cultura. La galería intentó convertirse en un centro cultural para uno de los cantones más ricos del país, que es Escazú, pero cuya característica principal es que esa riqueza no ha servido para promover la cultura casi de ninguna forma.

”La única forma de cultura que han defendido los gobiernos municipales durante muchos años es el folclorismo. Santa Ana, otro cantón muy rico, tiene la EMAI, y es increíble que Escazú no tenga algo parecido. Intenté, a nivel privado, que la galería se convirtiera en un centro cultural en el oeste y tuvimos teatro, mucha música, diseño… , me salí del canon tradicional de la exposición de arte”.

–¿Por qué toma la decisión de cerrar ese espacio?

–Las galerías privadas sufrimos una doble amenaza. Por un lado, y de esto no culpo a nadie (tal vez somos nosotros los más culpables), hemos sido incapaces de despertar un coleccionismo nacional en el sector privado de alto poder adquisitivo.

”Me atrevo a decir que, a excepción de algunas personas que hacen una gran labor por el patrimonio costarricense y que son coleccionistas de artistas clásicos [costarricenses], me atrevo a decir que no existe coleccionismo de arte en Costa Rica, más allá del modernismo nacional. Cuando digo coleccionismo lo diferencio de comprar arte. Hay compradores, pero coleccionismo como en Guatemala, El Salvador y, sobre todo, Panamá no existe.

–¿Qué genera el coleccionismo en un país para el mundo de artes?

– El mundo del arte es un sistema cerrado que requiere del funcionamiento de todas sus partes porque si no colapsa. El coleccionismo es el combustible que permite a los artistas seguir produciendo. El error que más se comete en Costa Rica es que mucha gente dice: ‘Voy a ahorrarme ese eslabón, voy a comprarle directamente al artista porque se ve más beneficiado’. Es un grave error porque el galerista es la gran agencia de publicidad de un artista.

”En un medio como las artes plásticas, en el cual se vende un bien subjetivo que no es indispensable para la vida, esa publicidad es fundamental. Digo que no es indispensable para la vida el poseer el objeto artístico, evidentemente la cultura sí creo que es fundamental, pero, bueno, podés ver cuadros en un museo, oír música en la radio o ir a ver una obra de teatro, y eso enriquecerá tu espíritu y esa necesidad estará cubierta”.

– Además de agencia de publicidad, se convierte en la plataforma por medio la cual el artista adquiere más posibilidades de medios de subsistencia y de inversión en sus proyectos.

–Es evidente que los artistas sobrevivirán mejor y se podrán dedicar mejor a su trabajo y crecer como creadores si no tienen que preocuparse de esa parte. Sin la galería, eso no va a pasar. En un país pequeño, con un mercado tan pequeño, esa visión provinciana de coleccionar solo lo que se puede comprar directo y en el mismo país condena al aislamiento y evita que el artista se difunda afuera. Es un mercado tan chiquito que se agota muy pronto.

”Hay una actitud provinciana en Costa Rica de que nuestros artistas son tan talentosos que el mundo se va a rendir a sus pies, y, la verdad, es que hay talento en todas partes. Sin duda alguna, no solo hay talento en todas partes, sino que hay países que han sido mucho más consecuentes que Costa Rica en promover la educación para la cultura”.

– ¿Cuáles factores han incidido en que no crezca el coleccionismo en el país?

– La generación de una cultura de coleccionismo tiene que tener, a lo largo del tiempo, una consecuencia que retribuya al coleccionista no solo en la parte económica, por medio de la valoración de las piezas de su colección, sino una una retribución, a nivel patrimonial, por el aporte que se está haciendo a la cultura del país.

”Cuando los museos y las instituciones del gobierno se deciden a sacar del ostracismo a un artista importante olvidado o a promover la creatividad de los artistas jóvenes, y el sector privado acepta entrar en esa alianza (sea el galerista o el coleccionista), se empiezan a presentar todos los elementos que van a posibilitar el encumbramiento de la carrera de ese artista y su posicionamiento global.

”Estamos en un mundo globalizado y en la medida que seamos capaces de convencer a más actores de la cultura de la importancia de un artista nuestro, más fácil va a ser que esos valores se reconozcan y legitimen a una escala mayor”.

– Esa es una de las partes de esa doble amenaza. ¿Cuál es la otra?

– La otra evidentemente es la del sector público. Si esa parte de la alianza no está, si el concepto de cultura que se maneja desde el gobierno es que el Estado debe ser el único gran generador o promotor de la cultura. En Costa Rica se ve con gran recelo el hecho de que el sector privado en artes viva de esto y genere ganancia.

– ¿Desde la institucionalidad?

– Desde cualquier parte. Te pongo un caso típico: hay un resabio de ideas izquierdistas que te dice que si un galerista quiere traer un artista a exponerlo en un museo del Estado, hay que evitarlo porque desea aprovecharse de un espacio público para generar ganancias. En otros países, el MoMA, el Pompidou, si no hubiera alianza del sector privado con el espacio y con los coleccionistas, no serían la mitad de lo que son.

– En muchos de esos museos importantes pesan mucho las donaciones y la preocupación de sectores adinerados por invertir y lograr que se monten exposiciones, que se haga infraestructura nueva… Ese parece ser el gran faltante...

– Por dos razones. Una razón ideológica: ese temor a que uno quiera hacer negocio. Sin duda, cuando un galerista quiere hacer una exposición de un artista, quiere sacar rédito comercial y mejorar el posicionamiento de ese artista, pero es que así funciona el mundo y eso no es negativo. ¿Qué importa la forma si el resultado es positivo para la cultura de un país? Por otro lado, en otros países, esta convicción (de alianzas privadas-públicas) es tan profunda que está llena de incentivos fiscales. En Estados Unidos, casi todas las grandes donaciones que permiten a los museos tener las colecciones más completas vienen del hecho de que muchas empresas tienen un beneficio fiscal por donarles a los museos.

– ¿Considera que el Estado carece de herramientas y apertura para estimular la inversión privada en las artes visuales?

– Absolutamente. No solamente carece de esas herramientas, sino que es consecuencia de la carencia de visión. Hay un caso que me encanta mencionar, y no solo en artes plásticas, sino también en cine, que es el de Cuba.

”Estamos hablando de un país que tiene problemas económicos muy serios debido al modelo político-económico que escogió; sin embargo, se dio cuenta hace tiempo de lo que podía significar, no solo para la imagen del país sino para la hacienda, el promover esos artistas. Tiene uno de los sistemas de educación y promoción desde el Estado más completos de la región, insisto, para no hablar de Brasil o México, que son los gigantes regionales o, recientemente, Colombia.

”Cuba, un país relativamente pobre, hace tiempo se dio cuenta de que podía tener un beneficio real, concreto, cuantificable, de ese que le gusta tanto a los tecnócratas, en el hecho de promover sus bienes culturales, algo que en Costa Rica no se concibe. En Costa Rica se concibe que la cultura es necesaria, y hay una especie de moralidad indefinida que le hace creer a los gobiernos que hay que seguir sosteniendo la cultura, pero no parece haber una visión verdadera de la trascendencia que puede llegar a tener la cultura, no solo en la calidad de vida, sino como componente activo del bienestar económico del país.

– ¿De qué manera este contexto afecta a las galerías privadas en lo práctico, en lo cotidiano, de tal modo que hace efectivamente dejen de funcionar?

– Primero hay que hacer una aclaración importante. Mucha gente le pone “galería” a un espacio que alquila, paga luz, agua y teléfono, cuelga unos cuadros, los vende y cobra una comisión. En el contexto internacional eso no es una galería.

”En un país con un mercado evolucionado y no incipiente, como el nuestro, una galería es aquella que tiene sus artistas exclusivos y los promueve. Otro tipo de galería es la que promueve el mercado secundario, de artistas muertos, que administran los legados de un artista importante.

”La galería contemporánea, como la de Jacobo y la mía, es una plataforma de promoción de valores culturales, y de una manera y un circuito diferentes de aquella en que un Ministerio de Cultura debidamente financiado y estructurado podría hacerlo. El Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) ha devenido en una entidad totalmente ‘ombliguista’; es decir, cerrada hacia el interior; solamente actúa para generar cultura al interior de Costa Rica o traer cultura de afuera para Costa Rica, pero con casi nula promoción de la cultura local a nivel internacional.

”Tal vez la forma en la que Comex trata de promover Costa Rica como destino cinematográfico sea señal de que algo va a cambiar, pero en este momento ni desde el MCJ ni Hacienda hay ni la más mínima voluntad, aparentemente, de promover la cultura en el extranjero”.

– Una pregunta a modo de abogado del diablo. En un país con un contexto fiscal como el que tenemos, ¿por qué el Estado debería preocuparse por hacer transformaciones de ese tipo y apostar por un ámbito cuyos réditos no siempre son inmediatos y que tienden a impactar sectores pequeños de la población?

–El problema de Costa Rica es que la crisis es tan inminente que todas las soluciones son cortoplacistas. Desgraciadamente, al gobierno anterior, y creo que a este le va a tocar una buena parte igual, se ha convertido en apagaincendios. Ahora, las soluciones a largo plazo van a tener que esperar porque lo urgente no nos está dando tiempo para lo importante. Obviamente, la cultura no se genera en el corto plazo, es imposible. Para mí, el problema mayor de Costa Rica no es económico, sino cultural.

"El problema económico está siendo consecuencia de un problema cultural. A la gente le va a parecer ridículo lo que estoy diciendo porque está muy acostumbrada a oír cifras, que el déficit fiscal va a llegar a 7,1%, que el otro año llegará a 7,9%... Sí, pero, ¿cuál es el fenómeno cultural que está detrás de todo esto?, ¿cuál es el fenómeno cultural que lleva a que grandes masas de la población solo estén pensando en sí mismas, en imponer ciertas ventajas para sí mismas, privilegios, convenciones colectivas?

"Ese empobrecimiento del país es un reflejo de esa pérdida de cultura en todos los aspectos. A la gente le cuesta mucho hacer esa conexión de cómo cambia la mentalidad de una persona, a nivel moral, cuando tiene una vida estrictamente enfocada en la posesión material y no en la posesión de bienes espirituales. No hay que ser un filósofo para tener principios, no hay que leer a Brecht para ser solidario…; no debería ser necesario, pero ayuda. La cultura apuntala esa amplitud de visión que permite que las personas se empiecen a comprender a sí mismas como parte de una sociedad".

– En ese sentido, ¿qué pierde el país cuando sus galerías de proyección internacional más importantes se ven incapaces de continuar?

–No solo las galerías sino que hay muchos sectores que están padeciendo: editoriales que cierran, iniciativas de danza no comerciales que no pueden subsistir…; no pasa solo con grupos, sino con individuos. Cada día que un artista se ve obligado a no trabajar (en su arte) para dedicarse al diseño gráfico, a dar clases o a trabajar en un restaurante –y pasa todos los días en las circunstancias actuales–, se empobrece el país.

"A nivel de las galerías comerciales lo que se pierde es la posibilidad de que los artistas tengan una válvula de escape que les permita sobrevivir como tales tomando en cuenta que vivimos en un medio muy reducido donde cuesta mucho sobrevivir como artista y podés tocar el techo demasiado rápido en tu carrera. Hoy, un artista de 50 años, si tuvo cierta consistencia y calidad, ya expuso en todas las partes que se podía exponer. Le queda repetir y tratar de volver a exponer en el Museo de Arte Costarricense o en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC). Es triste ver que eso va a empeorar ahora que solo va a quedar Veinti4siete, como galería, y Teorética, como institución, como iniciativas que van a poder darle exposición al arte costarricense fuera de Costa Rica".

– ¿No es que el sistema de arte está cambiando tanto que se van fragmentando y transformando las instituciones que sostenían ese sistema que funcionó a lo largo del siglo XX?

– Sí, sin duda alguna. De hecho hay una tendencia mundial a la desaparición de la galería mediana. La galería pequeña se caracteriza por ser la que está dispuesta solamente a sobrevivir y no le interesa o pretende más que eso; es una labor cultural realmente quijotesca. Pero a la de nivel medio le está afectando la globalización de la galería. Así como existe una multinacional de alimentación o de ropa existe la multinacional de las galerías, y al igual que otras multinacionales, reclutan a los mejores artistas apenas empiezan a descollar. Larry Gagosian tiene 14 espacios alrededor del mundo. Zwirner va por el mismo camino, White Cube… está resultando en la concentración en pocas manos del negocio del arte.

"Apenas tenés un artista medianamente importante empieza a escalar posiciones hasta que llega a una de esas galerías y se le acaban los problemas de por vida. Eso es triste, pero no es algo que sea problema nuestro porque es consecuencia de la globalización. En Costa Rica, eso no puede afectar porque no tenemos todavía un artista a ese nivel. Todavía podríamos tener un saludable sistema de galerías funcionales en el país, que hicieran un aporte no solo en la promoción internacional de artistas ticos, sino también a la hora de traer artistas de afuera y complementar la función de una institución como el MADC, toda vez que ese museo está desfinanciado. ¿por qué? Porque la cultura es la cenicienta de los presupuestos nacionales".

– ¿Cuáles soluciones o herramientas podemos imaginar, políticas puntuales que podemos implementar en el país para favorecer la sostenibilidad –y ojalá crecimiento– de un sistema así?

– Primero, el gobierno se va a concentrar en apagar incendios. Cualquier proyecto que compete a la cultura es a mediano plazo, no a largo plazo. La intuición que tuvo Comex de promover a Costa Rica como hub cinematográfico es una buena señal. Ojalá que Comex entendiera el potencial de la cultura como bien de exportación. Cuando estudiaba en la Universidad de Costa Rica siempre había un pleito tremendo entre las artes aplicadas y las artes puras. Comex y Procomer no pueden ver solamente al cine porque va a traer ingresos en alquiler de locaciones o contratación de equipos, o solamente al diseño porque se vende como objeto comercial.

"Tienen que entender que tenemos artistas como Jiménez Deredia en el campo moderno o Federico Herrero en el campo contemporáneo que son capaces de colocar obras de $50.000, $60.000 o $70.000. Si ellos entendieran lo que puede aportar la cultura en términos económicos, pero también en término de imagen del país –no solamente el pura vida, el papagayo, el venga y hágase un masaje–, en hacer ver Costa Rica como país de cultura. Durante muchos años, el faro cultural de Centroamérica ha sido Costa Rica. Si no nos damos cuenta de que también estamos perdiendo eso con esta crisis, también nos van a rebasar. Nos estamos quedando rezagados en eso también".