MADC: un pasado intenso, un presente revitalizado y un futuro retador

El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) celebra su 25 aniversario como un referente de la producción artística costarricense y centroamericana de las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI

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Tiene apenas 25 años, pero su vida ha sido intensa y prolífica. Nació en 1994 como uno de los hijos de una familia numerosa, pero fue hasta 1998 cuando obtuvo su acta de nacimiento oficial. Con un cuarto de siglo de vida a cuestas, él se reconoce como costarricense, centroamericano y ciudadano del mundo. Se expresa en varios lenguajes y domina el arte de entrelazarlos y encontrar conexiones entre ellos. De naturaleza, irreverente, provocadora y arriesgada ha enfrentado varias crisis financieras, pero siempre ha logrado sacar pecho y seguir adelante. Y este año celebra su 25 aniversario con imagen remozada y muchos planes para el futuro.

Esa es, en resumidísimas cuentas, la biografía del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), que este mes de febrero acumula 25 calendarios y que, a criterio de exdirectores, curadores y artistas consultados por La Nación, ha logrado consolidarse como una institución puntera en el coleccionismo, conservación, exposición, investigación, difusión y estímulo de las expresiones artísticas contemporáneas, no solo de Costa Rica, sino de Centroamérica y de ahí hacia el resto del mundo.

“En 25 años de gestión ha logrado consolidarse como una plataforma de difusión de las prácticas contemporáneas de la región centroamericana, termómetro de nuevas e innovadores iniciativas y radiografía del quehacer artístico”, declaró Fiorella Resenterra, actual directora del MADC.

Resenterra tomó en el 2009 la batuta de una institución en la que ya habían dejado huella Virginia Pérez-Ratton (1994-1998), Rolando Barahona (1999-2004), Ernesto Calvo (2004-2008) y María José Monge (2008-2009). Ellos también ejercieron funciones de curaduría en varios proyectos.

“Lector y testigo de su tiempo”, “Un museo vivo”, “Un espacio abierto y múltiple”, son algunas de las consignas que proclama el exdirector Rolando Barahona cuando describe al MADC.

Para Ernesto Calvo, la institución ha logrado cumplir sus objetivos de “promocionar y visibilizar las manifestaciones visuales más inquietas de estos años y ampliar los conceptos mismos de arte y visualidad, en sus vínculos con aspectos culturales, políticos y sociales. Igualmente, crear conexiones entre los artistas y otros agentes del ámbito artístico de Centroamérica y Latinoamérica”.

Los exdirectores coinciden en que muchas veces el camino estuvo empedrado, principalmente, por las limitaciones de presupuesto y la maraña burocrática.

Pionero

El MADC fue creado por Ley N° 7758, publicada en La Gaceta del 28 de abril de 1998, como un “órgano de desconcertación máxima del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. El documento define aspectos tales como su naturaleza jurídica, funciones, financiamiento, presupuesto, personal, entre otros".

Entonces, ¿por qué se celebra el 25° aniversario si la ley es de 1998?

Porque en realidad el MADC abrió sus puertas el 21 de febrero de 1994, en el marco de la inauguración del Centro Nacional de la Cultura (CENAC), un complejo cultural ubicado en las antiguas instalaciones de la Fábrica Nacional de Licores (Fanal), y que hoy alberga las oficinas administrativas del Ministerio de Cultura, (MCJ), el Teatro 1887, el Teatro de la Danza, la Compañía Nacional de Danza, la Galería 1887 y un anfiteatro.

Desde esos días hasta la actualidad, el Museo ha sido el protagonista de muchas “primeras veces” en la historia del arte costarricense.

El MADC fue la primera institución museística amparada por el Estado costarricense en destinar un espacio para la exposición y el diálogo de obras creadas con técnicas y lenguajes fuera de lo tradicional. La apertura no solo fue técnica, sino temática, pues se convirtió además en un foro de voces diversas sobre contenidos alguna vez vetados o, de plano, censurados.

“Creo que contribuyó a educar al público, a interactuar y dialogar con otros lenguajes y manifestaciones artísticas que antes de 1994 no resultaban muy frecuentes en el panorama costarricense, como la instalación, el videoarte, la performance, etc. Igualmente, creo que contribuyó a conformar a un espectador más crítico y activo, no solo a través de las exposiciones, sino también de eventos de reflexión y debate; aunque igual ha generado controversias, a partir de propuestas que siguen siendo polémicas o no comprendidas en la actualidad (arte activista, tendencias conceptuales)”, destacó Calvo.

Este Museo fue también el primero en forjar una colección de obras de arte contemporáneo, que la Ley de Creación sitúa temporalmente “en las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI”.

Según informó Fiorella Resenterra, la institución cuenta con una colección permanente con más de 750 obras de arte y objetos de diseño, conformada por pinturas, esculturas, grabados, dibujos, arte-objetos, registro y documentación de performance, instalaciones, videos, afiches, fotografías y demás. A ella se une el arsenal documental que resguarda la videoteca: catálogos de artistas, bienales, libros de arte contemporáneo y diseño, revistas, fanzines, brochures, todos disponibles para consulta del público.

Al MADC también se le adjudica haber colocado en el mapa artístico global al arte contemporáneo costarricense y centroamericano.

La exposición Mesótica II / Centroamérica re-generación (1996) –bajo la curaduría de Virginia Pérez-Ratton y Rolando Castellón– exhibió la obra de 20 artistas de la región y fue el resultado de una investigación que, por primera vez, se realizaba sobre las propuestas recientes de los creadores del Istmo. La muestra fue vitrina para quienes hoy son renombradas figuras, como Marisel Jiménez, Priscilla Monge, Karla Solano, Patricia Belli, Luis González Palma y Raúl Quintanilla.

“El MADC ha sido indispensable en el desarrollo de mi carrera artística, ha promovido mi obra en catálogos y exposiciones colectivas. Gracias a su apoyo realicé la muestra individual Cambio de Piel, en el año 2010, por la cual recibí el premio Aquileo J. Echeverría”, destacó la artista Karla Solano.

En esa misma línea de visibilización y reflexión alrededor del arte contemporáneo centroamericano se presentó la muestra Art ISTMO (2002), bajo la curaduría de Rolando Barahona y Tahituey Ribot.

Además, durante su gestión, Ernesto Calvo fortaleció la vocación centroamericana del Museo con iniciativas como el Concurso Centroamericano de Artistas Emergentes, como una plataforma de difusión para jóvenes creadores.

Integración

El MADC también es precursor de la inclusión e integración de otras disciplinas, además de las artes visuales: el diseño, el videoarte y la producción digital.

La primera piedra en esa dirección la pusieron Rolando Barahona y Luis Fernado Quirós, curadores de la exposición Dis+Art+Tec (1999), en la que se exhibieron objetos y equipos relacionados con transporte, comunicación, mobiliario, cristalería, servicio de mesa, perfumería y elementos naturales. “Por primera vez en Centroamérica una muestra reunía diseños innovadores del mundo”, destacó Barahona. Esta muestra tuvo cuatro ediciones más, hasta el 2003.

Posteriormente, en el Decreto Ejecutivo 34628-C del 8 de mayo del 2008, se estableció la creación del programa Incentivar para Innovar con Diseño. “Se lograron establecer líneas de acción diferentes de acuerdo a las necesidades del sector de las artes visuales y al sector diseño”, detalló Fiorella Resenterra.

La actual directora destacó iniciativas como Espacio D(x), que consiste en ferias programadas periódicamente para exhibir y vender productos de diseño en la Pila de la Melaza. “Busca ser una plataforma que potencie, investigue y visibilice el diseño costarricense; tanto como patrimonio cultural como industria creativa”, agregó Resenterra.

Escollos

El presupuesto, o más bien, la escasez de este, encabeza la lista de obstáculos que ha enfrentado en MADC en estos cinco lustros.

En su artículo 7, la Ley 7758 define cinco fuentes de financiamiento para el MADC: partidas, transferencias y subvenciones incluidas en la Ley de Presupuesto de la República; donaciones, transferencias y subvenciones recibidos de las entidades competentes de la Hacienda Pública; donaciones en efectivo, obras o servicios provenientes de entidades públicas, privadas, nacionales o internacionales obtenidas mediante la Fundación; fondos públicos o privados que la Fundación reciba y cobro por venta de servicios.

Durante varios años, el MADC tuvo como uno de sus principales aliados a la fundación holandesa HIVOS, con la que se firmaron convenios bianuales entre 1998 y 2008. El aporte de esta organización permitió financiar muchos de los grandes proyectos y eventos institucionales. Una vez que esa cooperación finalizó, el museo se estrelló de frente con un presupuesto exiguo.

El 2008 fue un año sombrío. Con un presupuesto de ¢119.550.000 –según datos del MADC– era casi misión imposible asumir los costos de demandaba su quehacer.

“Con lo que se destinaba a la institución desde el Ministerio de Cultura, se gastaba entre 80% y el 95% solo en salarios. El museo operaba en sus exposiciones y eventos básicamente con los fondos y patrocinios que se obtenían a través de HIVOS y otras instituciones colaboradoras. El motivo de mi renuncia, en mayo del 2008, fue precisamente esa falta de presupuesto. Se dejó una propuesta detallada al MCJ, por parte de la dirección y las juntas del museo, donde se pedía con todas las justificantes detalladas de gastos, que al menos se duplicara el presupuesto del museo”, relató Ernesto Calvo.

En aquella oportunidad, Calvo declaró a La Nación que el Museo había caído en “una total parálisis financiera que impedía realizar los proyectos” y también alegó una administración ineficiente y engorrosa.

Fue durante esa complicada coyuntura cuando María José Monge asumió el cargo de directora interina de la institución, luego de fungir como asistente curatorial y de dirección.

La retirada de la cooperación internacional fue solo uno de los tantos problemas. “A esta situación se sumaban bajas en el personal administrativo y técnico, y muchos escenarios por resolver en materia administrativa, sin disponer de las herramientas apropiadas para hacerlo”, recordó Monge.

A pesar de tener el viento en contra, la institución celebró en el 2009 sus 15 años con MADC 94/09: Diálogos y correspondencias, una muestra de carácter reflexivo y revisionista sobre la colección, bajo la curaduría de Monge.

Ese año el panorama presupuestario fue más halagador: ¢453.696.055 y desde entonces ha visto fluctuaciones constantes y un promedio de ejecución del 88%

Para el 2019 el presupuesto destinado es de ¢ 345.490.000.

Hacia el futuro

La celebración del 25° aniversario tiene un sello más introspectivo, según declaró Fiorella Resenterra.

“El Museo dirigirá la atención hacia su contenedor, espacio espléndido por un cuarto de siglo, que ha albergado un sinnúmero de proyectos de arte contemporáneo y diseño", dijo.

El pasado 14 de febrero, el MADC reabrió sus puertas en un espacio completamente remozado: “Las obras totales abarcan un área de 1.400 metros cuadrados y una inversión de ¢80 millones", reveló la directora. La intervención se hizo en las salas, e incluyó pisos, techos, sistema electromecánico, entre otros.

Resenterra anunció, además, que todas las actividades en torno a la celebración del 25.° aniversario cuentan con licenciamiento para eventos que otorga Esencial Costa Rica.

Además de un rostro fresco hacia afuera, el cuarto de siglo motivó una revisión hacia adentro con la mirada hacia el futuro: “El principal reto del MADC es mantenerse en movimiento, ser una institución dinámica. Estar al día con los vertiginosos cambios, no solo a nivel de base tecnológica, sino también de propuestas artísticas, de mercado y las exigencias de la industria creativa”, agregó la directora.

Hitos del MADC

Mesótica I (1995): Punto de encuentro entre 15 artistas de América (Norte y Sur), que exploran las posibilidades de la abstracción desde lo pictórico.

Mesótica II (1996): Arte contemporáneo centroamericano se ubica en el contexto global.

Mesótica III (1998): Instalaciones concebidas para los espacios del museo.

Dis+ART+TEC (1999-2003): Por primera vez, en Centroamérica, se abre la puerta al diseño innovador, el museo se perfila como multidisciplinario al integrar arte, diseño y arquitectura.

Creación del sitio web www.madc.ac.cr que hoy es fuente de consulta para seguir el pulso del arte contemporáneo centroamericano (2001).

Inquieta Imagen (2002): Concurso centroamericano de videocreación. Desde entonces ha fomentado la producción de obras experimentales que tienen como lenguaje común el audiovisual.

Concurso Centroamericano de Artistas Emergentes (2003): Plataforma de difusión para artistas no consolidados en la región.

MADC 94/09: Diálogos y correspondencia (2009): Lectura de carácter reflexivo sobre los 15 años del MADC, por medio de obras de su colección.

Sala I.I.: Área anexa a la Sala 1 del museo, para albergar exposiciones temporales de obras de pequeño formato, piezas únicas, proyecciones.

El Tanque (2016): El museo gana un nuevo espacio, con lo cual amplía su oferta expositiva e investigativa desde las prácticas procesuales y facilita el acceso a nuevos lenguajes experimentales.

Remodelación del edificio patrimonial (2018-2019): Obras en un área de 1.400 metros cuadrados y un presupuesto de ¢80 millones.