Pero nuestros elegidos son aquellos que se eligen a sí mismos. Los libres. Poseedores del gozo, pero no poseídos. Porque el objetivo está más allá del goce y más alto. El objetivo es la cumbre a la que hay que subir.
Romain Rolland
Si tuviera que destacar una cualidad relevante de las muchas que poseía Lilia Ramos, podría escoger fácilmente su amor a la palabra.
Poseedora de un léxico impresionante, una vez alguien le preguntó que por qué usaba algunos términos tan elevados o sofisticados; ella contestó con una sonrisa humilde: “Porque puedo”. Y era verdad. Su sólida erudición, forjada en el estudio y en la emulación de los grandes maestros, la hicieron comprender desde muy joven que la evolución y perfección del pensamiento se efectúa en el seno de la palabra, fuente de toda reflexión, explicación y adquisición de la compleja totalidad de la experiencia universal; vehículo sine qua non de la cultura.
Toda construcción humana se expresa en la palabra. Formar en la palabra constituye el medio más idóneo para enseñar al hombre a comprender, expresar, dar sentido a las más simples o abstractas elucubraciones del pensamiento. De ahí que, en cualquier sociedad que pretenda educar a la juventud a fin de alcanzar las más altas aspiraciones humanas, sea necesario que exista la conciencia lúcida y vigilante de formadores de la palabra, pues la educación debe participar activamente en la vida y el crecimiento de la sociedad. Y a eso se dedicó con afán.
Lilia Ramos fue una exponente formidable del gozo de la palabra, tanto en el ejercicio de su función pedagógica, como en sus obras literarias y científicas, sus charlas y conferencias, o en el contacto directo con la gente, porque siempre fue, por elección propia y antes que todo, una maestra.
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El temple y fortaleza de Lilia eran inagotables: investigadora constante, autodidacta incansable, prodigaba su fecunda energía educadora –producto de un saber conciliado con un juicio claro y veraz–, con una generosidad sin límites para transmitir sus conocimientos sin escatimarlos, como fuerzas que se manifestaron y actuaron en nuestra sociedad transformándose en cultura.
Lilia Ramos constituye un ejemplo de tenacidad y superación para todo aquel que aspire a paliar los rigores, obstáculos y adversidades de las circunstancias y vivir en concordancia con los más altos ideales. Guiada por altos principios espirituales, logró superar los muchos infortunios que tuvo en la vida, pues su espíritu tenaz era indoblegable:
He vivido en una plenitud ardiente, aun en épocas sombrías: dramas hogareños, miseria, persecuciones... He saboreado regocijos compensadores al amar a Dios en el regalo de sus criaturas y en la bendición del trabajo. Así, he dispuesto siempre del amuleto para la conquista diaria de la felicidad.
Fulgores en mi ocaso
Maestra de la palabra, señaló el camino de varias generaciones de intelectuales, comprometida con la tarea de la evolución y la formación del ser humano, como transmisora del saber y de la cultura. Creó, impulsó o participó en numerosas agrupaciones y tertulias literarias, artísticas y científicas, e impartió charlas y conferencias, tanto en el ámbito nacional como internacionalmente.
Como cofundadora de la Editorial Costa Rica, rescató, fortaleció y difundió joyas de la literatura costarricense que quizás se habrían perdido o serían difíciles de conseguir. Enseñó a muchos progenitores a educar a sus hijos en la Escuela para Padres, que duró 40 años; colaboró en programas de salud mental, etc.
Su magisterio se extendió a los niños abandonados, delincuentes, poliomielíticos, hijos de leprosos, deficientes mentales, con trastornos del habla, con ceguera y ambliopes. Todas estas actividades no reflejan, sin embargo, todas las dimensiones de la distinguida maestra ni los alcances de su proyecto vital transmutado en la diáfana entrega de su extraordinaria capacidad intelectual, llevada por su vocación de amor y servicio a la Humanidad: son solo unos pocos rasgos de su vida pródiga y munificente.
*La autora es doctora en literatura y catedrática jubilada de la Universidad de Costa Rica.