Exposición de Picasso en Costa Rica: Obras muestran a un artista enamorado de una adolescente y fascinado con el grabado

Este viernes se abre al público la exhibición ‘Picasso: Suite Vollard’, que muestra 100 obras del más importante artista español del siglo XX. Gonzalo Doval, responsable del Área de Arte de la Fundación ICO de España, nos habla sobre los detalles de esta muestra

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En Picasso: Suite Vollard está la maestría del dibujo del más grande de los artistas españoles del siglo XX, está su prolífico acercamiento a todas las técnicas del grabado y están algunas de sus obsesiones, en especial en una década en que su vida personal está marcada por el enamoramiento de una adolescente y su rompimiento definitivo con su esposa, mientras su trabajo se aleja del cubismo –tendencia artística del que es uno de los grandes representantes–para recuperar el arte clásico.

A ese Picasso es el que los visitantes encontrarán a partir de este viernes 6 de marzo en los Museos del Banco Central, ubicados bajo la plaza de la Cultura en San José.

La exhibición consta de 100 grabados que el maestro nacido en Málaga creó entre 1930 y 1937 y es una muestra itinerante del Instituto de Crédito Oficial (ICO) de España –gestionada por la Fundación ICO– que llega a Costa Rica luego de visitar más de 35 ciudades en 15 países.

Conversamos con el español Gonzalo Doval, responsable del Área de Arte de la Fundación ICO, acerca de esta muestra, que se divide en seis bloques temáticos y estará en el país durante tres meses.

–¿Qué Picasso nos presenta la exposición Suite Vollard?

–La Suite Vollard presenta a un Picasso muy concreto que es el del periodo que va entre 1930 y 1937, pero fundamentalmente de 1930 a 1934, que es cuando se hacen 95 de los 100 grabados; los otros cinco se hacen de 1935 a 1937.

"Es un periodo muy importante para Picasso tanto en lo artístico como en lo personal porque es un periodo de cambio. Aunque él continúa practicando el cubismo y continúo practicando el cubismo toda su vida, simultáneamente a todas las tendencias que desarrolló en su obra, este periodo es más bien de líneas clásicas, de vuelta al clasicismo, que es algo que la crítica y otros artistas le criticaron mucho. Se ven unas figuras con formas muy contundentes, líneas claras, definidas, y muy inspiradas en el arte clásico, sobre todo el grupo de grabados dedicados al taller del artista. Esto sin abandonar otros estilos que practicaba simultáneamente.

“De hecho, en 1930, prácticamente cuando estaba empezando a trabajar en la Suite Vollard, él compra el castillo de Boisgeloup –a 63 kilómetros de París– y allí empieza, de forma más intensa, a practicar la escultura, el modelado en escayola y también la soldadura autógena que practicó con su gran amigo Julio González. Estas esculturas tienen un punto más surrealista, que también se representa en esta serie del taller del escultor. En algunas láminas podemos ver al escultor con su modelo tendidos contemplando una escultura: el escultor y la modelo son netamente clásicos y la escultura que están mirando es surrealista”.

–Tiene algunos grabados en que se ve el perfil de una escultura inspirada en Marie Therese Walter, a quien Picasso hizo su modelo y amante.

–Esto es lo que he comentado acerca de lo personal. El castillo de Boisgeloup lo ha comprado para trabajar con tranquilidad, pero también para retirarse con su amante de ese momento: Marie Therese Walter, a quien conoció en 1927. Con ella, se evadía un poco de un matrimonio en el que ya era infeliz con su mujer, la bailarina rusa Olga Jojlova –madre de su primer hijo, Pablo–. Allí se retiraba con Marie Therese para estar tranquilo, disfrutar de su relación y esa tranquilidad también aparece en estas láminas. En estas estampas, la relación de Marie Therese y él es un poco simbólica porque no son autorretratos, pero a él le gustaba plasmarla para mostrar la felicidad que le provocaba esta relación en contraste con un matrimonio que consideraba agobiante; cinco años después (1935), acabaría divorciándose.

–¿Qué características del maestro que fue Picasso encontramos en esta exposición y también qué detalles que usualmente pasan inadvertidos en la obra de él vemos aquí?

–Destacaría la facilidad del dibujo, el dominio de la técnica que, quizá, no tenemos en cuenta… En este caso, llegó a hacer hasta cuatro o cinco planchas de cobre en un solo día; entonces, es un trabajo que verdaderamente fluye y nos hace ver a un Picasso en que el dominio de la técnica es total, tanto en el dibujo como en el grabado. Picasso practica todas las técnicas del grabado: se puede ver aguafuerte, aguatinta, buril, punta seca…

“Quizá lo que más le llama la atención a quien esté pensando en un Picasso cubista es precisamente el realismo y lo figurativo de todas estos grabados, en los que la abstracción no aparece prácticamente en ninguno de ellos. Hay figuras que se descomponen un poco; no son totalmente figurativas, pero todos los motivos son completamente reconocibles. El cubismo, desde luego, no aparece en ninguna de ellas”.

–Picasso empezó a practicar grabado a finales del siglo XIX, aunque no fue asiduo hasta después de 1920. ¿Qué pasa con Picasso y el grabado, que se vuelve una técnica a la que recurre tanto y es tan prolífico?

–Hasta la década de los 30, él estaba bastante centrado en el desarrollo de su pintura. Él se puede considerar el padre de las vanguardias modernas porque prácticamente todos beben del cubismo. Llega un momento en que él considera que el camino que puede desarrollar a través del cubismo está ya tan explorado, tan desarrollado, que es cuando ya ha hecho sus collages, ha roto el plano único de la pintura añadiendo objetos, ha pasado del cubismo analítico, al sintético, al hermético… Debió cansarse un poco de ese camino y es cuando vuelve a postulados más clásicos y empieza a experimentar con otras técnicas. Él nunca se conformó con practicar una sola disciplina; son los años también en que empieza a practicar la escultura.

“Su relación con Ambroise Vollard tiene mucha importancia porque fue un gran editor y editó bastantes obras literarias, una de ellas fue La obra de arte desconocida, de Balzac, que es uno de los principales trabajos en grabado que realiza Picasso y lo realiza en 1930. La experiencia debió ser tan satisfactoria que continuó en ese camino. Poco después realiza un encargo para ilustrar Las metamorfosis de Ovidio y es cuando comienza a trabajar de forma febril con el grabado. No lo abandonará nunca, pero a partir de los años 40 lo practica menos. En distintas etapas de su vida, él se centra en distintas técnicas que, en ese momento, lo obsesionan. Todo ello sin abandonar la pintura, por supuesto, y practicando la escultura también.

“En 1936 hace también otros dos grabados, que son Sueño y mentira de Franco, al poco del tiempo de estallar la Guerra Civil Española, para criticar el golpe de Estado de Franco. Son dos estampas cuyos beneficios fueron donados a la República Española”.

–Son un preámbulo o antecedente de lo que hará con el Guernica

–De hecho, en la serie del Minotauro hay elementos que, aunque son de 1934, sirven de inspiración al Guernica. En una de las láminas del Minotauro ciego guiado por una niña, se ve una ventana en que hay una lámpara muy brillante con una mujer que grita y una cabeza de caballo, que son elementos que aparecen claramente después. El encargo para el Guernica lo recibe en enero de 1937; es decir, tres años después de hacer esta serie de grabados.

–¿A qué se debe el retorno de Picasso a un arte más apoyado en lo clásico?

–Él fue un artista muy libre. Los surrealistas intentaron apropiárselo muchas veces, lo tuvieron como maestro e, incluso, (André) Breton lo definió como artista surrealista, pero él nunca llegó a afirmar que lo fuese. Él simplemente seguía sus impulsos del momento. Mientras trabajaba estas obras tan clásicas también seguía haciendo pintura cubista.

“Picasso es un artista poliédrico y difícilmente definible precisamente porque cultivó muchos estilos simultáneamente. Nunca abandonó el cubismo, tampoco abandonó lo clásico y lo desarrolló a lo largo de toda su carrera”.

–La Suite Vollard está considerada una obra cumbre del grabado español en el siglo XX y la más importante que hace Picasso en su vida. ¿Qué le aporta Picasso al grabado español?

–Es la serie más importante del grabado contemporáneo español. Es una especie de recuperación de la técnica: Picasso lo que hace es intentar superar todos los límites de lo que se había realizado hasta ese momento. Practica todas las técnicas, le interesan todas e intenta dominarlas todas de la mejor forma posible. Un ejemplo de ello es la serie de cuatro grabados que dedica a Rembrandt; con los artistas que admiraba, él tenía una relación de amor y odio; le pasó también con Matisse. Intenta emularlos, pero también los intenta superar para ser mejor que ellos.

“Supone una revolución, más que nada por el uso contemporáneo que se hace de una técnica muy antigua”.

–El Minotauro, el toro y el caballo son elementos que van a tener su clímax en el Guernica, pero siempre estuvieron en la obra de Picasso desde sus inicios...

–Se dice que el primer dibujo que hizo Picasso a los 8 años se titulaba Picador en amarillo y lo hizo después de ir a una corrida de toros con su padre en Málaga. Los toros siempre le interesaron muchísimo. La tauromaquia es un elemento recurrente en toda su obra.

“En el caso del Minotauro, que es un elemento clásico, él se identificó un poco con esa dualidad del Minotauro de que es hombre y bestia y es consciente de su bestialidad. Lo utiliza especialmente en esta década de los años 30 porque es una especie de identificación personal relacionada con su situación en este momento, el hecho de que siente que debe mantener la moralidad y la estabilidad del matrimonio con su esposa, a la que ya no quiere, pero a la vez está enamorado de una adolescente, con la que quiere estar a todas horas y no puede por estar casado. Estos sentimientos de rebeldía con su esposa y de salvajismo, digamos, en su relación con una mujer mucho más joven que él, con quien tiene relaciones sexuales bastante intensas es lo que lo hace identificarse tanto con la figura del Minotauro y reproducirla tanto en su obra en este periodo.

"En esa estampa del Minotauro ciego, que simboliza la encrucijada en la que se encuentra, Marie Therese Walter lo guía hacia las estrellas, la salida de esa situación y la luz al final del túnel. Este motivo concreto del Minotauro ciego no vuelve a aparecer en su obra”.

–En la sección llamada La batalla del amor sorprende una serie de grabados que se titulan Violación. ¿Cómo leer esta serie a la luz de la actualidad? Tenemos otro bagaje, es otro mundo, tenemos una serie de ideas sobre Picasso, quién fue, su vida personal y cómo trataba a las mujeres…

–Evidentemente el título es muy peliagudo; desde luego, una obra de arte actualmente no se titularía así. Creo que la lectura debe ser la de idea del amor y las relaciones sexuales como algo que puede ser agresivo en algunas ocasiones, pero siempre teniendo en cuenta que estos grabados se hicieron en 1933 y 1934 (...).

“Estos grabados no deben entenderse ni leerse como una apología de la violación; simplemente como esa dualidad que él ve en las relaciones amorosas: tiernas a veces y agresivas en otras. No son una defensa ni apología de la violación, sino una forma de simbolizar las muchas facetas que tienen las relaciones amorosas con un título que hoy consideramos poco afortunado”.

–Esta exposición ha viajado a muchos países, ¿cómo se conserva una exposición así para que pueda itinerar por diferentes países pero que, a la vez, no sufra?

–Las labores de conservación son constantes, por supuesto. Las obras se mantienen en unos parámetros estables de temperatura y de humedad; o al menos se intenta porque en los viajes, en la bodega del avión, estos parámetros varían mucho pero para ello se construyen unos embalajes con unos aislamientos térmicos e hidrométrico que hacen que en su interior las condiciones no varíen demasiado. Entonces, las obras tienen que estar entre 20 y 22° grados de temperatura y 45% y 50% de humedad, lo más estable posible, sin variaciones de más de 2° grados y un 5% de humedad en 24 horas.

“Por otra parte, al ser obra sobre papel le afecta especialmente la luz, por lo cual nunca se exponen más de tres meses al año. Es decir, hacemos un máximo de un préstamo anual; hay años en los que no se ha prestado y todo el año ha estado descansando en nuestros almacenes, donde se mantienen estos parámetros. El criterio fundamental que se sigue para su preservación y conservación para generaciones futuras es seleccionar instituciones que sean serias, prestigiosas e importantes y que nos den la seguridad de que van a cumplir esos parámetros; los Museos del Banco Central de Costa Rica es una de esas instituciones, con la que ya hemos colaborado en el 2007 y estamos encantados de volver.

“Para este préstamo por ejemplo se han renovado todos los materiales de embarcado y se ha puesto un metacrilato –”el vidrio” de la obra– que filtra hasta un 99% la radiación ultravioleta. La idea es evitar que la iluminación de la exposición dañe el papel; además, la luz está muy controlada y los visitantes verán que es una iluminación muy tenue y es precisamente para garantizar la conservación de los grabados. Algunos tipos de luz favorecen la fotooxidación, que son unos puntitos marrones en el papel que, a la larga, acaban deshaciendo el papel”.

Para no olvidar

La exposición Picasso: Suite Vollard tendrá el siguiente horario: lunes, viernes, sábado y domingo de 9:15 a. m. a 5 p. m.; miércoles de 12 m. a 5 p. m. y martes y jueves de 9:15 a. m. a 7 p. m.

Los miércoles por la mañana habrá visitas guiadas para escolares. Para mayores detalles y reservar, se puede solicitar información al número de teléfono 2243-4224.

¿Cuánto costará? La entrada cuesta ¢3.000 para visitantes nacionales y extranjeros y ¢2.000 para estudiantes costarricenses; asimismo, el ingreso es gratuito para niños menores de 12 años y para adultos mayores ticos.