Exposición de Picasso en Costa Rica: Cinco buenas razones para no perderse ‘Suite Vollard’

El viernes 6 de marzo, los Museos del Banco Central, en los bajos de la plaza de la Cultura, abrirán la exhibición de 100 grabados de uno de los maestros del arte en el siglo XX.

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Durante tres meses, Costa Rica podrá disfrutar a Picasso de cerquita. El viernes 6 de marzo, los Museos del Banco Central, ubicados bajo la plaza de la Cultura, abrirán una exposición de 100 grabados del español Pablo Picasso (1881-1973), uno de los artistas más significativos del mundo en el siglo XX.

Es una oportunidad única para acercarse a la obra del creador de Las señoritas de Avignon (1907), pintura considerada como el inicio del arte moderno y nacida durante el fundamental paso de Picasso por el cubismo, y del Guernica (1937), enorme óleo sobre las consecuencias y el sufrimiento de la guerra, que se convirtió en un todo un hito para el arte del siglo pasado.

Les comentamos cinco buenas razones para visitar la muestra Picasso: Suite Vollard, que estará abierta todos los días de 9:15 a. m. a 5 p. m.; además, los martes y jueves el horario se extenderá hasta las 7 p. m. con el fin de que quienes salen de sus trabajos tengan oportunidad de ir a los Museos.

1. Observar obras originales de un gran nombre del arte en Costa Rica

Desde una de las vanguardias artísticas del siglo XX (el cubismo, que rompió con la tradición naturalista y creaba obras a partir de diferentes ángulos y planos) y desde sus múltiples experimentaciones y períodos, Pablo Ruiz Picasso revolucionó el arte al romper con la tradición académica conociéndola a profundidad, haciéndole guiños constantes desde sus obras y volviendo cuando era necesario, claro, desde otro punto de vista.

Fue el gran irreverente que usó todas las técnicas posibles para referirse a los temas y personas que lo marcaban en su vida como artista: pintura, escultura, grabado, ensambles, collages, etc. Su legado es de una enorme riqueza y nunca se agotó ni en vida ni en la actualidad.

“Picasso representa el binomio de ruptura y tradición, por eso es tan importante. Hay que pensar en el cubismo, en Las señoritas de Avignon, en el Guernica, en toda su obra. Rompió con la tradición con un profundo conocimiento, desde muy joven, y amor a la tradición”, explicó María José Monge, curadora de arte de los Museos del Banco Central.

“Durante sus años de formación, Picasso se trasladó de Málaga a Barcelona, Madrid y París. Estos contextos alimentaron el tono melancólico de su Período azul (1901-1904), la calidez festiva de su Período rosa (1904-1907) y la síntesis geometrizante que devino de su interés por el arte africano y la escultura ibérica (1907-1909)”, detalla la información de prensa facilitada por los Museos del Banco Central.

Luego vienen 10 años que marcan la historia del arte: de 1909 a 1919 fue uno de los fundadores y de los más importantes representantes del cubismo, junto con Georges Braque y Juan Gris. “Fue un periodo corto, pero importantísimo. Allí logró trascender su formación, descomponer la tradición académica y liberarse para hacer, de allí en adelante, lo que le diera la gana. Se liberó de la idea del estilo pasando de una escuela a otra, de una técnica a otra, con gran soltura. Fue cuando rompió con una tradición que pretendía emular la realidad por medio de los volúmenes, la perspectiva y otros elementos técnicos; después del cubismo, Occidente entendió que eso ya no era necesario”, comentó la historiadora del arte.

Libre transitaría en las siguientes décadas por la tradición, algunas reminiscencias al surrealismo y el expresionismo, que llega a la máxima expresión en el Guernica. La célebre y dolorosa pintura está motivada, sobre todo, por la Guerra Civil Española y presenta muchos símbolos, que suscitan una rica variedad de lecturas desde su develación hasta hoy.

Antes de Picasso: Suite Vollard, los Museos del Banco Central exhibieron obras de Picasso en el 2007 como parte de la exposición Escultura moderna española con dibujo, que también pertenece a la Fundación ICO de España.

2. Explorar el diario de vida de un artista

Picasso: Suite Vollard reúne 100 grabados que el español creó entre 1930 y 1937 y entregó al galerista francés Ambroise Vollard, quien hizo la primera exposición de Picasso en París (Francia). “Fue un galerista que supo ver y prestar atención. Hoy, asumimos a Picasso como incuestionable; sin embargo, en su época, no todos lo entendían”, contó Monge.

Esta obra gráfica nos muestra al creador en su círculo más íntimo: en su taller, con su pareja del momento, en su entorno cotidiano, con sus obsesiones y demonios… De hecho, la exposición está dividida en seis bloques: Temas varios, Rembrandt, La batalla del amor, El estudio del escultor, El Minotauro y Retratos de Ambroise Vollard.

Lo que verá el visitante es una especie de diario de vida (100 estampas en siete años), aseguran tanto la curadora como Priscilla Arias, del Departamento de Educación de los Museos del Banco Central. “Es su vida la que alimenta la obra. Estas obras son de un carácter íntimo”, detalla Arias.

Se observa el artista junto a la modelo mientras retoca una escultura, la modelo con su retrato, el escultor trabajando, el artista reposando en la cama, las bestias que poblaban su imaginario, el erotismo, la violencia con que la bestia ataca a la mujer, Rembrandt con las mujeres, el Minotauro ciego conducido por una niña, los dos bebedores, el toro alado y los retratos del galerista.

“Picasso se apropia de la tradición, de los maestros, y lo hace evidente. Sabe citar a los maestros y crear su propia obra. Estos trabajos están llenos de referencias a la tradición y la antigüedad clásica, por ejemplo con el Minotauro y Pigmalión (indirectamente)... (...) El Minotauro preludia la imagen del toro en la obra de Picasso; es el nexo con lo animal y representa aquello que hay que encerrar en el laberinto, que hay que contener. El Minotauro es una especie de álter ego del artista para hablar de sí mismo y de sus problemáticas”, afirma la curadora.

3. Una serie entre Las señoritas de Avignon y el Guernica

Estos grabados fueron creados luego de que Picasso hubiese impactado al mundo del arte con su paso por el cubismo; es decir, luego de que pintara Las señoritas de Avignon en 1907, y antes de que el dramatismo de su trabajo tuviera su apoteosis en el Guernica.

“Ya había pasado por el cubismo y por su etapa surrealista. Encontramos a un Picasso con una línea muy limpia, con gran capacidad de simplificación de los volúmenes, y que también puede mostrar algo más clásico en los dibujos. Podemos hallar a un Picasso más libre, que mira a la tradición sin conflicto, que lo hace con goce. Y lo encontramos en la antesala de la explosión expresionista. Aquí hay una oda a los placeres: sexuales, de la vida, del arte”, agrega Monge.

El toro, el caballo, el alto contraste, el trabajo de blancos y grises, la forma en que se relacionan los elementos del grabado y hasta las perspectivas, detalla Arias, son antecedentes de lo que luego pintará con enorme fuerza expresionista en el Guernica. En muchos de estos grabados, emerge la parte bestial que se entrega a sus deseos: un drama latente estampado en el papel.

4. La mirada de Picasso a la mujer

La mujer es una de las temáticas recurrentes en la obra del español. ¿Cómo la ve Pablo Ruiz Picasso? A la mujer la retrata como su modelo desnuda, su amante, su sujeto de contemplación, su compañera en el reposo... Es decir, expresan Monge y Arias, ellas son su objeto del deseo, una mujer pasiva, que espera, a merced de su voluntad e, incluso, de la violencia sexual de las bestias que pueblan estos grabados; solo cuando el Minotauro –tan importante para los surrealistas– está ciego existe la niña inocente para poder conducirlo.

“La representación de lo femenino estaba vinculada con la mirada y el deseo masculino”, aclara la curadora. El hombre, en cambio, es corpulento, grande, activo, desea y actúa.

Esta mirada de Picasso se emparenta con muchas otras obras en la historia del arte, de Tiziano, de Rubens y de Bernini, entre otras. Por esta razón, el departamento de Educación de los Museos del Banco Central incluye una estación para escolares, especialmente, en que esa forma de ver a la mujer se pone en evidencia para “desnaturalizar la naturalidad” con que se asumen estas representaciones.

“Muchas veces las vemos, pero no nos llama la atención porque no hemos sido educados para cuestionarlas, pero sí para admirarlas, más si se trata de un maestro. Nosotros queremos que sí se pregunten sobre esto”, manifiesta Arias.

5. Las posibilidades del grabado

La exposición también sirve para explorar el grabado y sus técnicas. De Picasso veremos en la muestra, punta seca, aguatinta y aguafuerte.

El español comenzó a hacer grabado esporádicamente de 1899 en adelante y se volvió asiduo practicante después de 1920, luego de que rompe la idea de qué y cómo debe ser el artista y acude constantemente a gran diversidad de técnicas y de estilos. Entonces, decía el creador nacido en Málaga: “Yo no busco, encuentro”.

La estampa le encantaba. “A Picasso, sin duda, le apasionaba la técnica del grabado y se puede decir que casi las practicó todas, siendo las más habituales el aguafuerte y la punta seca, no faltando ocasiones en las que utilizó el buril. Aunque de la técnica que sacó mayor provecho fue del aguatinta el azúcar –el método más pictórico, al margen de la litografía, para hacer una estampa–, técnica que Picasso emplea en los últimos grabados de la Suite Vollard”, explica Juan Carrete Parrondo en el catálogo de la exposición.

Este centenar de piezas atestiguan lo fabuloso de su dibujo y lo que logra resolver con la línea, desde el entramado en una violación hasta los detalles de un vestido, un rostro lleno de vello o un decorado en una pared.

Picasso estará allí expuesto, desnudo, en el segundo nivel de los Museos del Banco Central para contemplarlo y leerlo desde 100 miradas propias.

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En detalle

¿Cuándo? La exposición Picasso: Suite Vollard estará abierta del 6 de marzo al 7 de junio.

Precios: La entrada a la muestra costará ¢3.000 para nacionales y extranjeros, ¢2.000 para estudiantes con carné y será gratuita para niños menores de 12 años y adultos mayores costarricenses. Los boletos se pueden adquirir en la boletería física del museo en los bajos de la plaza de la Cultura o en el sitio web www.museosdelbancocentral.org

Horarios: Todos los días de 9:15 a. m. a 5 p. m.; además, los martes y jueves el horario se extenderá hasta las 7 p. m.