El panorama del parque San Miguel, en el centro de Escazú, cambió para dar paso a una fiesta de creación de juguetes.
Niños de todas las edades llegaron al lugar para transformarlo en un campo de juegos, en donde ellos mismos crearían sus juguetes y dirigirían cada actividad.
Cartón, telas, pinturas, cintas adhesivas y tijeras fueron parte de las materias primas de esta fiesta de creatividad.
Este tipo de reunión se conoce con el nombre de pop-up playground , un evento en el cual durante dos horas y media, los niños disponen de materiales cotidianos para que, usando lo lúdico como bandera, echen a volar la imaginación y creen sus propios juguetes.
Son los menores queienes guían el tipo de juguetes que se elaborara y dirigen cada paso de las actividades y los pasatiempos. Los adultos solamente son facilitadores de este proceso.
“Podemos jugar de que somos astronautas y crear nuestros propios cascos y hasta el cohete”, manifestó Matías Brenes, de siete años.
Míriam Segura, una madre de familia, añadió que“esto les da la oportunidad de poner en uso su creatividad; no es lo mismo comprarle el juguete hecho cuando podemos dejar que ellos lo hagan”.
Esta es la vigésima octava actividad de este tipo y es dirigida por el centro educativo Bellelli Educación.
Según Carolina García, directora de Bellelli Educación y organizadora del evento, el objetivo de estos encuentros es visibilizar la importancia del juego y el tiempo libre en exteriores –como parques, jardines y calles– en la vida de las personas.
También, se procura crear conciencia entre los adultos sobre lo capaces y creativos que son los niños y que debe respetarse su imaginación y no subestimarlos.
El evento es dirigido especialmente por y para los niños. Sin embargo, se pretende rescatar también la importancia del juego en los adultos y se les invita a nunca dejar la actividad lúdica.
Juego vital. Este tipo de actividades quiere crear conciencia de que el juego no es solo algo recreativo, también se trata de algo que ayuda al desarrollo motor del niño, a mejorar su mente y también es una actividad sana que baja el riesgo de sobrepeso y enfermedades crónicas en un futuro.
“Los beneficios del juego son muchos: se potencia el desarrollo integral, su capacidad de asombro aumenta, aprenden a tomar decisiones y a resolver problemas, a tomar riesgos sanos, también experimentan el placer del autodescubrimiento, así como muchos otros beneficios físicos, emocionales, sociales y cognitivos”, señaló García.
En los adultos, el juego es una forma de catarsis y desestrés; los ayuda a no tomarse la vida tan en serio y a mantener cierto nivel de actividad física. Si se juega en familia, también se construyen lazos más fuertes y duraderos.
Los pop-up playground s se organizan en Costa Rica desde 2011. A la fecha, unas 2.800 personas entre 0 y 99 años han participado de este tipo de eventos.