Chile y Nueva York. EL Mercurio, GDA y AP Pese a algunos logros importantes durante 2014, especialistas en salud no sacan cuentas alegres: este fue un año negativo para la salud pública.
Algunas vacunas no funcionaron, laboratorios de EE. UU. manejaron indebidamente patógenos peligrosos y funcionarios internacionales no detuvieron en África un brote de ébola que se convirtió en el peor jamás registrado, según un informe de Associated Press (AP).
Esos fracasos ocurrieron en uno de los 12 meses de más contagios, en por lo menos una década. En Estados Unidos, enfermedades infecciosas atacaron desde todos los ángulos, como el ébola, enterovirus y el síndrome respiratorio del Oriente Medio.
Por otra parte, la chikunguña, patología transmitida por el mosquito Aedes aegypti , hizo lo suyo en el Caribe y Suramérica.
Posibles razones. La crisis se debió a varios factores.
Muchos citan el impacto de los viajes internacionales, que pueden importar enfermedades raras de las selvas de África o los desiertos del Oriente Medio a un aeropuerto europeo en horas.
“Si alguien necesitaba que lo convencieran, el 2014 mostró que una amenaza de enfermedades es válida en el mundo entero”, dijo el doctor Tom Frieden, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Pero otros factores fueron fallas y errores en países y organizaciones.
El mayor ejemplo fue la epidemia de ébola. En brotes anteriores hubo cientos de afectados. Para mediados de diciembre, funcionarios de salud reportaban que la epidemia de este año había afectado a más de 18.600 personas, principalmente en Guinea, Liberia y Sierra Leona, con un saldo de más de 6.900 muertos.
Esos tres países no estaban preparados cuando el ébola llegó. Los sistemas de salud eran débiles, luego de más de una década de guerra. En muchas zonas había escasez de médicos, se confundía el ébola con la malaria en las primeras etapas de la enfermedad, así como los servicios y control de la infección resultaron inadecuados.