Atención mujeres: la dieta que lleve durante el embarazo puede tener un impacto en el futuro de su hijo. Los hijos de mamás obesas que durante su embarazo consumieron una dieta alta en grasa son más propensos a ser obesos a lo largo de su vida; así lo demuestran una serie de estudios epidemiológicos que han hallado una clara correlación.
Pero, ¿por qué ocurre esto? Al parecer, la dieta de la madre influye en la configuración de circuitos neuronales vinculados a nuestro metabolismo, las distintas señales que emite nuestro cerebro para indicarnos cuándo uno tiene hambre, cuándo está satisfecho y cuándo debe acumular la grasa, entre otras cosas.
Así lo demuestra un interesante estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Yale, en EE. UU. y la Universidad de Colonia, en Alemania, publicado recientemente en la revista Cell .
Los científicos, liderados por Tamas Horvath, buscaron la forma de analizar el impacto de la dieta de la madre en la formación de los circuitos neuronales vinculados al metabolismo del individuo, ubicados en el hipotálamo del cerebro.
Lo hicieron utilizando, como objeto de estudio, ratones de laboratorio. Si bien en el caso del ser humano los circuitos neuronales del metabolismo se activan y forman en el tercer trimestre de gestación, en el caso de los roedores ellos nacen con las neuronas pero sin el circuito conformado; este se madura en las primeras semanas de vida, cuando aún se están amamantando.
En el estudio, antes de quedar preñadas y durante el embarazo, algunas ratonas fueron alimentadas con una dieta normal, otras con una dieta alta en grasa. Tras el nacimiento de los pequeños ratones, parte de las ratonas siguieron con su dieta original y otras fueron cambiadas; así, algunas mamás que estaban obesas por la dieta alta en grasa, pasaron a alimentarse con una dieta normal, y otras que estaban flacas pasaron a consumir la dieta alta en grasa.
Los científicos encontraron que, sin importar si la mamá ratona estaba obesa o no, el consumo de una dieta alta en grasa en el periodo de gestación, justo el momento en que se conforman los circuitos neuronales del metabolismo, alteraba el metabolismo de los pequeños ratones y los hacía propensos a ser obesos.
Aunque el desarrollo humano es distinto al de los roedores, los resultados de este estudio ponen sobre la mesa interesante evidencia que sugiere que las mujeres deben cuidar bastante su alimentación en el último trimestre de gestación: no excederse en las grasas y procurar mantener un nivel adecuado de azúcar en la sangre.
Esos cuidados pueden ayudarla a mantenerse sana y contribuir a que su hijo no sea propenso a ser obeso.