La Navidad es época de mucho brillo y luminosidad. Las ciudades del mundo se cubren de instalaciones de luces multicolores para sembrar el espíritu de regocijo y fiesta.
Esto explica por qué, desde el espacio, la luz artificial en la Tierra se percibe más intensa durante esta época del año, según un estudio de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) .
Por ejemplo, las luces nocturnas en las principales ciudades de Estados Unidos brillan entre 20% y 50% más en la Navidad y el Año Nuevo. Esos cálculos se obtienen al aplicar un algoritmo avanzado, que aísla las luces de la ciudad al filtrar las provenientes de la Luna, las nubes, la nieve y las partículas del aire.
En este año, el efecto luminoso es alimentado por las decoraciones del palacio de Wilanów, en Varsovia (Polonia), y de las calles y balcones de Madrid (España), Salermo (Italia) y Macedonia (Grecia). Algunos destinos religiosos, como la basílica de la Natividad, en Belén (Palestina), contribuyen pero con nostálgicos candelabros, que alumbran el lugar de referencia del Nacimiento de Jesús.