Las decisiones que se toman para resolver problemas, se ven influidas por procesos intuitivos, que son automáticos y otros de razonamiento lógico, que suelen ser más controlados.
Cuando el problema se presenta en la lengua nativa de la persona, la carga emocional es mayor e influye en los procesos intuitivos que llevan a la decisión final.
En cambio, cuando el problema se presenta en una segunda lengua, los procesos que prevalecen son los racionales mientras que la carga emotiva va a ser menor.
Así lo dio a conocer un conjunto de cuatro estudios realizados por investigadores del Center for Brain and Cognition (CBC) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), los cuales fueron publicados en línea por la revista Cognition .
“Sabemos que los humanos tienen una aversión a la pérdida que es un sesgo cognitivo y no está fundamentado lógicamente. Cuando los participantes resuelven tareas que promueven la aversión a la pérdida, o la aversión al riesgo, se ven menos afectados por estos sesgos si se hace en una segunda lengua. Las decisiones tomadas en una segunda lengua parecen ser más racionales y menos intuitivas”, declaró el investigador Albert Costa a Sinc, una agencia española especializada en información científica.
Para llegar a esta conclusión, los científicos sometieron a 700 participantes a pruebas tanto para evaluar la toma de decisiones como la resolución de problemas lógicos.
Todos los participantes tenían el español como lengua nativa y el inglés como segunda lengua.