El científico costarricense tiene, en promedio, 47 años de edad y trabaja principalmente en instituciones de educación superior.
El 18% ostenta un doctorado, pero solo el 3,1% de ellos, lo cursó en alguna de las 100 universidades más prestigiosas del mundo.
Esta radiografía se desprende del Primer Informe Estado de la ciencia, la tecnología y la innovación , el cual alerta del envejecimiento de los científicos nacionales, mientras el país parece no estar preparando a sus relevos.
Las conclusiones del informe se generaron a partir de un acercamiento descriptivo a las características de profesionales en ciencias exactas y naturales, ingenierías, tecnologías, ciencias médicas y ciencias agrícolas.
El informe abarcó a 1.272 personas del directorio de investigadores activos del registro que mantiene el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit), quienes tuvieran, como mínimo, el bachillerato universitario y hubieran desarrollado alguna actividad científica entre los años 2011-2013.
También se basó en datos contenidos en el Programa Estado de la Nación, en una consulta en línea realizada entre noviembre del 2012 y febrero del 2013.
Hallazgo. La principal debilidad que se desprende de este primer documento es la edad promedio de los profesionales que se desempeñan en Ciencias de la Tierra y el Espacio, Física, Ingeniería Agronómica, Ciencias de la Salud (entre las que se incluyen Salud Pública, Higiene del Trabajo, Higiene del Medio Ambiente, Enfermería y Epidemiología), pues se ubicó en más de 45 años, lo que evidencia dificultades para garantizar el reemplazo generacional.
“Lo que hay que notar es en qué áreas se acentúa el problema, una de ellas es Ciencias Agrícolas. Esa es un área crítica, porque estamos hablando del sector agro del país, de la seguridad alimentaria”, señaló María Santos, coordinadora académica del informe.
“El problema más grande de que el grupo principal (de científicos) tenga 46 años, 55 y más es que es un grupo de población con la que usted en pocos años no va a poder contar. Además, no se está atrayendo talento joven hacia esas áreas”, amplió Jorge Vargas, director del Programa del Estado de la Nación.
La escasez de relevos preocupa al director de la Revista de Biología Tropical de la Universidad de Costa Rica (UCR), Julián Monge.
“Ese vacío generacional es muy peligroso para Costa Rica pues, al no estarse formando gente nueva, esos conocimientos que no se publican, que son más de cómo hacer ciencia y que se aprenden de profesor a alumno, se van a perder”, manifestó Monge.
El biólogo aseguró que esta situación muchas veces es responsabilidad de los mismos investigadores: “No es culpa de los alumnos o las instituciones. Somos los mismos profesores quienes hemos fallado en buscar reemplazos. Muchas veces se da por egoísmos; la gente no quiere que se aprendan sus cosas, se maneja cierto secreto, lo cual es muy inadecuado”.
Existen otras áreas donde la situación es diferente y los profesionales son más jóvenes, por ejemplo, las de los ingenieros y tecnólogos. La mitad de ellos tiene menos de 46 años, lo que se debe a la incursión femenina en estas disciplinas.
También destacó el auge que están cobrando en las ingenierías, carreras como Biotecnología, Computación e Ingeniería Mecánica.
Doctorados. Otra de las situaciones que preocupan es que apenas un 18% de los profesionales analizados lograron el nivel de doctorado y, de ellos, solo el 3,1% obtuvo ese grado en alguna de las 100 mejores universidades del mundo, según el llamado QS Word University Rankings, publicado en el 2013.
Acá vuelve a sobresalir el hecho de que quienes tienen los mejores perfiles académicos del país, rondan los 55 años y se desempeñan en ámbitos como la Agronomía y la Biología –este dato explicaría porqué Costa Rica destaca por su prolífica producción de conocimiento en esos campos).
“¿Cómo atraer jóvenes a los campos que lo necesitan y cómo conectarlos a las mejores universidades del mundo?, para que, aunque sean pocos, puedan producir más”, es el reto que el país deberá descifrar, afirmó Vargas.
La escasez de doctorados también representa otra amenaza, pues pone en riesgo la calidad investigativa y productiva de las universidades nacionales, sobre todo porque ese es el principal sitio de trabajo de los científicos ticos.
Rodrigo Mora, experto en Biología Celular e Inmunología de la UCR, explicó que resulta esencial para la nación contar con más especialistas con ese grado: “Solamente el doctorado da la experiencia necesaria para realizar investigación científica de calidad”.