Tras la expedición costarricense liderada por Henri Pittier en 1902, la investigación científica en Isla del Coco quedó en manos de extranjeros.
Los ticos recuperamos la soberanía científica sobre este parque nacional de la mano de los expertos del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar).
Ellos se dedican a escudriñar los arrecifes de coral y esa vida entre mareas que requiere un ojo paciente para revelarse.
Hoy, este instituto de la Universidad de Costa Rica (UCR) está celebrando su 35.° aniversario.
Aparte de Isla del Coco, el Cimar cuenta con proyectos enfocados en conocer los procesos biológicos, químicos y físicos en los golfos de Nicoya y Dulce, así como en los arrecifes del Caribe.
A través del Módulo de Información Oceanográfica (MIO), los oceanógrafos monitorean las playas para detectar la erosión costera y otros fenómenos.
Sin embargo, el Cimar es más que agua salada. Sus líneas de investigación también se orientan a los ecosistemas de agua dulce, a los insectos acuáticos como indicadores de calidad de agua y al análisis químico para detectar focos de contaminación por hidrocarburos, entre otros.
Futuro. En el corto plazo, el Cimar incursionará en otros tres temas: genética y biología molecular de organismos acuáticos, microbiología estuariana y el conocimiento de la biología de profundidad.
Para ello, el Centro estrenará próximamente un nuevo laboratorio de biología molecular.
Según dijo Álvaro Morales, director del Cimar, el Centro continuará generando conocimiento para apoyar la toma de decisiones. “El Cimar está a la par de quienes lo necesitan”, dijo .
“Como país, tenemos el reto de atender la zona económica exclusiva de forma tridimensional y sabemos que el Cimar nos acompañará en este proceso”, comentó el viceministro de Aguas, Mares y Costas, Fernando Mora.