Las sancarleñas Krystel Barboza y María Paula Castro diseñaron una lámina que absorbe la humedad del ambiente y la transforma en energía.
Las muchachas se inscribieron en el certamen “Ingeniosas. Energía renovable, cosa de mujeres” promovido por el Instituto Humanista para la Cooperación de los Países en Desarrollo ( Hivos ) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y ganaron el premio de innovación tecnológica.
La creación de estas jóvenes puede brindar energía de 3,02 amperios, similar a la que generan dos baterías doble A, que resulta suficiente para abastecer aparatos como controles remotos o juguetes para niños, según explicó Barboza, una de las ganadoras .
Ella, quien ahora estudia Química en la Universidad de Costa Rica, aseguró que este tipo de energía resulta beneficiosa porque utiliza la humedad (materia prima abundante en el país) y es menos contaminante que las baterías.
Funcionamiento. La creación de estas muchachas funciona gracias a una lámina de polímero (plástico) con propiedades de higroscopicidad; es decir, con la cualidad de absorber la humedad del ambiente.
Durante el proceso de absorción de esa humedad, la lámina se hincha y se mueve, lo que produce energía mecánica, explicó Barboza. Gracias a la presencia de un sensor piezoeléctrico (con capacidad de transformar un tipo de energía en otro), esa energía mecánica es convertida en energía eléctrica.
Ellas obtuvieron 6.000 euros (poco más de ¢3,5 millones) para continuar su proyecto. Las jóvenes agradecieron a su tutor, Érick Castellón, investigador de la UCR, quien “se ha vuelto un modelo a seguir para nosotras por su éxito en la investigación científica”.
Raquel Chacón, gerenta del Programa de Energía de Hivos, aseguró, en un comunicado oficial, que este “proyecto liderado por dos mujeres jóvenes está muy bien sustentado técnicamente, con metas claras de desarrollo y crecimiento de la iniciativa. Es decir, cumple a cabalidad con los objetivos y requisitos planteados para el concurso”.
El otro premio de la competencia, en la categoría de innovación social, se otorgó a la nicaragüense Nicole Landau.
Esta joven propuso un proyecto en el que les enseñaría a otras mujeres sobre energía renovable, utilizando bicimáquinas construidas a partir del reciclaje de bicicletas. Estas se aprovechan para generar energía con la fuerza de los pedales.