Un equipo de científicos perfora 5.023 metros en fondo marino japonés para estudiar terremotos. “La zona es como un queso gruyère ”, asegura la geóloga Ana Crespo-Blanc para describir suelo marino de la fosa del Nankai, al sureste de la costa japonesa.
La científica forma parte del equipo que batió, el pasado 28 de diciembre, el récord de profundidad en perforaciones del fondo oceánico: un agujero de 5.023 metros para estudiar la zona donde la placa tectónica de Filipinas se hunde por debajo de Japón.
El principal motivo de esta expedición a bordo del buque japonés Chikyu era retirar muestras de roca para estudiarlas. En 2017 los científicos aspiran a instalar aparatos de medición en el fondo de uno de los hoyos creados –y por crear– para obtener datos a tiempo real sobre las rocas, e intentar averiguar qué proceso tiene lugar justo antes de un terremoto.
“Quién sabe, quizá podamos hacer alguna predicción algún día”, cuenta por correo electrónico Crespo-Blanc, catedrática de Geodinámica de la Universidad de Granada, desde Kioto (Japón).
Esta falla no es la que originó el terremoto de Fukushima de 2011, provocado por la placa pacífica, distinta de la filipina.
Nankai fue seleccionada hace al menos 10 años para este proyecto por ser una zona habitual de seísmos de cierta magnitud.
“Desde hace 1.300 años hay un terremoto desolador cada 90 o 120 años. Los dos últimos fueron en 1944 y 1946”, explica la científica. “De hecho, se esperaba que el grande fuera por esta región, y no la de Fukushima”, que está a más de 800 kilómetros al norte de la península más próxima a la falla del Nankai.
El equipo, que agrupa a 26 científicos , está organizado por la agencia International Ocean Discovery Program (IODP), en la que colaboran 26 países. El proyecto está en su tercera fase.
La organización espera alcanzar el año que viene los 7 km de profundidad en el plano donde la placa filipina se hunde por debajo de la asiática.