París AFP La misión ruso-europea ExoMarte 2016, nave que incluye la sonda detectora de gases Trace Gaz Orbiter (TFO) y el módulo de descenso de prueba llamado Schiaparelli, será lanzada el próximo 14 de marzo desde la base de Baikonur, Kazajistán.
Tras un viaje de siete meses, Schiaparelli se separará de la sonda para posarse en Marte el 19 de octubre, como preparación para el intento de posar un robot perforador en ese planeta dos años después; es decir, en el 2018.
“TGO será como una gran nariz en el espacio”, explicó el argentino Jorge Vago, responsable científico de la misión ExoMarte, en la cual trabaja desde el 2002.
La sonda, que estará en órbita alrededor del Planeta Rojo durante varios años, buscará rastros de metano en la atmósfera de ese planeta vecino de la Tierra.
En la Tierra, 90% de ese gas es de origen biológico y proviene principalmente de la descomposición de la materia orgánica.
La detección de metano podría indicar la existencia de una vida microorgánica en Marte.
En 2004, la sonda Marte Express había descubierto pequeñas cantidades de ese gas, que tiene una duración de vida limitada.
“La sonda TGO va a intentar confirmar la presencia de metano y analizar si es de origen biológico o si es el resultado de un proceso geológico”, explicó Vago.
Por su parte, el módulo Schiaparelli “apunta a enseñarle a Europa como descender en Marte”, comentó Vago.
Schiaparelli, que tiene un tamaño similar al de un carro pequeño, debe posarse en el sitio Meridiani Planum, el mismo al que llegó, en el 2004, el robot estadounidense Opportunity.
Pero Schiaparelli carece de paneles solares, por lo que tendrá una vida máxima de cuatro días.
La sonda TGO también servirá de antena repetidora para la transmisión de datos entre la Tierra y los robots posados en Marte, entre ellos ExoMarte 2018.
El robot hará una perforación de dos metros de profundidad y extraerá muestras que serán analizadas en el lugar.
Existe la esperanza de encontrar rastros de materias orgánicas que hayan existido en Marte “hace 4.000 millones de años, cuando la superficie se parecía más o menos a la de la Tierra, cuando apareció la vida en nuestro planeta”, explicó Vago.
Financiamiento. Mientras se llevan a cabo los últimos preparativos de ExoMarte 2016, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia espacial rusa Roskosmos tratan de resolver los problemas, sobre todo financieros, de ExoMarte 2018.
“Nos falta dinero para esta misión”, explicó Jan Wörner, director de la ESA, sin mencionar cifras.
A los países europeos que participan en ExoMarte (Italia, Reino Unido, Francia y Alemania principalmente) se les va a pedir un nuevo esfuerzo financiero, agregó Wörner.
El tema será abordado en la próxima conferencia de la ESA, en diciembre próximo en Lucerna, Suiza.
“La misión tiene tal interés científico que pienso poder convencer a los estados miembros que merece ese dinero”, afirmó Wörner, que no descarta un aplazamiento de dos años.
“Hay tantas cosas por hacer, el trabajo es enorme, pero desde ya pienso en un plan B que sería aplazar la misión al año 2020”, reconoció.