París. AFP. La Agencia Espacial Europea (ESA) sueña con construir una aldea multinacional de investigación en la Luna para suceder a la Estación Espacial Internacional (EEI).
Por ahora se trata solo de una idea –considerada descabellada por algunos– pero el director de la ESA, Johann Woerner, asegura que, de momento, es la única opción que está sobre la mesa.
El plan contempla una base de exploración lunar ocupada por humanos y robots que potencialmente serviría de escala para viajes espaciales y sitio de extracción de minerales.
“No se trata de construir casas, un ayuntamiento y una iglesia. Tendrá usos y usuarios múltiples”, aclaró Woerner.
El director detalló que, por ejemplo, “a cierto país tal vez le interese más la ciencia, a otro poner una empresa minera privada y a otro usar la Luna como base de exploraciones más lejanas”.
Para el científico, por ahora se trata de un “esquema general” y señaló que están discutiendo a nivel mundial para saber si hay interés suficiente.
Después de la EEI. La Estación Espacial Internacional es un proyecto conjunto de Canadá, Estados Unidos, Japón y Rusia –que acordaron operarla y financiarla hasta el año 2024 por lo menos – y de la Unión Europea (UE), que se comprometió hasta el ya cercano año 2020.
Woerner dijo que espera convencer a los Estados miembros de que la ESA prorrogue su involucramiento en la estación espacial.
Una vez que concluya la EEI, indicó Woerner, “imagino a la aldea lunar como su sucesor ideal con fines de exploración”.
“De momento no hay otra propuesta sobre la mesa (para sustituir a la EEI) en competencia con la aldea lunar. Quedaría por elegir el lugar para instalarla”, comentó el director de la ESA.
Una vez que se defina el lugar, cada nación o agencia espacial precisará la manera en que quiera participar. “Rusia tiene algunas misiones lunares planeadas. Entonces, ¿por qué no sumarlas a la aldea lunar? China también está planeando algunas misiones lunares”, apuntó Woerner.
Al director de la ESA parece tenerle sin cuidado que algunos consideren su proyecto como un disparate. “La palabra locura es precisamente lo que a mí me gusta. Tenemos que pensar fuera de lo trillado. Eso implica ideas nuevas”, argumentó.
Este ingeniero alemán de 61 años reconoció que había evocado el proyecto durante dos encuentros sobre actividades espaciales ocurridos en 2015 en Estados Unidos e Israel. “Varias organizaciones me preguntaron cómo podían participar”, afirmó.
Por el momento, el futuro de la EEI volverá a ser analizado en próximas reuniones entre las agencias espaciales que son parte de esta iniciativa espacial.