Londres. EFE y Redacción Observaciones del telescopio espacial Kepler han revelado la curiosa existencia de una clase de planetas extrasolares, cuya atmósfera ha quedado completamente evaporada por la radiación de la estrella en la que orbitan, según un trabajo publicado este jueves por la revista Nature Communications .
Científicos de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) se valieron de una técnica conocida como sismología estelar para estudiar la estructura interna de diversos cuerpos, que fueron detectados por el telescopio de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA).
Las conclusiones del investigador Guy Davies y su grupo apoyan una hipótesis según la cual los planetas que orbitan muy cerca de su estrella quedan despojados de su atmósfera debido al calor y la intensa radiación.
“ Para esos planetas es como si estuvieran cerca de una secadora de pelo encendida con la máxima potencia. Hay mucha especulación teórica que establece que los cuerpos de ese tipo deben haberse quedado sin atmósfera. Ahora tenemos la confirmación observacional”, señaló Davies en un comunicado de su universidad.
Los investigadores creen que ese escenario puede producirse en todos los planetas de estructura rocosa envueltos en capas externas gaseosas.
Para obtener sus resultados, han utilizado una técnica que analiza las oscilaciones periódicas en la superficie de los objetos lejanos y permite conocer su composición con gran precisión.
La estructura interna y las características de cada cuerpo celeste condicionan esas vibraciones, por lo cual los astrónomos pueden inferir los elementos que lo componen a partir de dichos movimientos.
Importancia. Davies sostiene que los resultados de su estudio tienen importantes implicaciones para comprender la evolución de los sistemas planetarios y la función de las estrellas centrales en la formación de planetas.
“Nuestra investigación muestra que los planetas de un determinado tamaño, que se acercan a sus estrellas, debieron de ser mucho mayores al principio de sus vidas”, comentó el científico.
Los investigadores hicieron públicas sus esperanzas de que el telescopio espacial TESS, que la NASA tiene previsto lanzar en el 2017, así como otros nuevos instrumentos orbitales, les permitan corroborar todas sus observaciones.
Lo que ellos detectaron en esta oportunidad también guarda relación con lo que se piensa que habría sucedido con Marte. Todo apunta a que los vientos solares han ocasionado un progresivo desvanecimiento de la atmósfera del Planeta Rojo y, actualmente, es tan delgada que no es capaz de alojar grandes cuerpos de agua líquida, sin el riesgo de congelarse o evaporarse rápidamente.