“El cohete pudo llegar a la plataforma, pero lo hizo de forma brutal”, escribió Elon Musk, el fundador y presidente de SpaceX en la red Twitter, quien confirmó daños en los equipos de la plataforma.
Tras la separación del resto del lanzador, tres minutos después del despegue de la base aérea de Cabo Cañaveral, en Florida, el primer piso del cohete encendió sus motores de retropropulsión para efectuar un descenso controlado y posarse, con precisión de 10 metros, en una plataforma de 91 m de largo y 170 m de ancho, que flotaba en el Atlántico a 322 km al noreste del cabo Cañaveral.
SpaceX había reconocido anteriormente la gran dificultad de esta maniobra, y Elon Musk dijo que ignoraba las posibilidades de éxito.
La firma trabaja desde hace dos años en el desarrollo de tecnologías que permitan recuperar el primer piso de su lanzador, con el fin de abaratar grandemente los costos de la operación, lo cual supondría una revolución en los lanzamientos de estos cohetes.