San José
Las huellas del impacto de un gigantesco asteroide que chocó con la Tierra quedaron resguardadas en sedimentos marinos con más de 3.000 millones de años, hallados al noroeste de Australia.
Un equipo encabezado por el científico Andrew Glikson de la Universidad Nacional Australiana (ANU, por sus siglas en inglés) encontró pequeñas cuentas de vidrio llamadas esférulas, las cuales son producto de material vaporizado tras el impacto del asteroide.
Análisis posteriores demostraron que los niveles de elementos tales como el platino, níquel y cromo coincidían con los presentes en los asteroides.
Las esférulas fueron localizadas durante una perforación realizada en Marble Bar, sitio en donde se hallan algunos de los sedimentos más antiguos del planeta.
Dichos sedimentos, que anteriormente estaban en el fondo del océano, se preservaron entre dos capas volcánicas, lo que permitió a los investigadores su datación exacta: 3.460 millones de años. Es decir, en las primeras fases de la Tierra que tiene 4.600 millones de años.
Esto quiere decir que se trata de uno de las colisiones de asteroides más antiguas hasta ahora registradas.
"Esto es solo la punta del iceberg. Solamente hemos encontrado pruebas de 17 impactos de más de 2.500 millones de años, pero podrían ser cientos", afirmó Glikson.
El científico informó además que este es uno de los asteriodes más grandes que ha azotado la Tierra. Con un diámetro aproximado de entre 20 y 30 kilómetros pudo haber dejado un cráter de cientos de kilómetros de ancho.
"Probablemente el impacto desencadenó terremotos de magnitudes superiores a las que conocemos en la Tierra y provocó enormes sunamis. Los residuos de la colisión probablemente se esparcieron por todo el mundo ", declaró Gilkson en un comunicado de prensa publicado por la ANU.
El sitio exacto en el que se produjo el choque es todavía un misterio. "Cualquier cráter de esta época en la superficie de la Tierra puede haber sido borrado por la actividad volcánica y los movimientos tectónicos", agregó el científico.
La investigación se publicó en la revista Precambrian Research.