Entre risas, recuerdos y canas brillantes, tres “veinteañeros” celebran hoy el privilegio de haber nacido el 29 de febrero: fecha que solo aparece en el calendario cada cuatro años.
Se trata de Olma Brenes, Álvaro Brenes y Janet Badilla, una amante de las plantas, un experto en electricidad y una fiel lectora.
Este día “adicional” existe para hacer coincidir el calendario con el tiempo que tarda la Tierra en dar la vuelta alrededor del Sol. “Si no se agrega, el calendario se desplazaría cada vez más, y tendríamos el clima de julio en setiembre”, dijo Éric Sánchez, del Planetario de la Universidad de Costa Rica.
Como ellos, otras 2.506 personas en el país celebrarán hoy su natalicio. Según el Registro Civil, en 1988 y el 2000 se dieron repuntes de nacimientos.
Sus anécdotas llevan la voz de la experiencia y cada día es una nueva oportunidad para vivir al máximo.
“He vivido de una forma tan intensa que los años se me pasan muy rápido. Con grandes alegrías y algunas tristezas, la vida siempre es muy linda; por eso hay que vivir sin hacerle daño a nadie”, expresó.
Cuando el año no es bisiesto, el trío celebra con sus familiares el 28 de febrero. La única particularidad del día es “salirse del montón”.
Álvaro Brenes, vecino de barrio San Cayetano, San José, recuerda cómo de niño su mamá le organizaba un café en la tarde y con sus ocho hermanos y los “amiguillos” del barrio le cantaban cumpleaños. “No era una gran fiesta, pero mamá siempre me hacía el cafecito con un quequito todos los años”, recordó.
Don Álvaro, quien trabajó “toda su vida” como electricista, reconoce que para las aulas no hay edad. Desde hace ocho años inició su recorrido por la Universidad de Costa Rica, con ansias de conocimiento.
“Después de que mi señora falleció, mi hija me motivó a hacer algo. Entonces voy a la ‘U’ y llevo cursos de Internet, de ritmos y movimientos, geografía contemporánea, cultura japonesa y hasta artes marciales ”, agregó .
Aunque los regalos y las fiestas para ellos no son lo más importante, Olma Brenes cuenta la gracia que le hizo verse a sí misma como a una quinceañera, pero ante el queque de la fiesta de sus 60 años.
“A mí no me gusta que en el cumpleaños me regalen chunches para guardar ni para sacudir, mejor que me den una botellita de vino o una planta, algo que realmente sea para uno”, bromeó Brenes.