Como reacción a la ley, algunas farmacias públicas y privadas han comenzado a cambiar la rotulación de los medicamentos para adaptarla a las necesidades de personas con alguna discapacidad visual: desde quienes no ven del todo hasta otros con dificultades en los ojos.
Así, por ejemplo, en el Hospital San Juan de Dios los pacientes con alguna deficiencia en la vista tienen cajas especiales en las que se organizan sus medicamentos con texturas para que puedan diferenciarlas mediante el tacto o figuras grandes.
Además, se les hacen horarios para que sepan cuándo tomar cada fármaco.
“Los medicamentos se etiquetan según la necesidad de cada paciente. Ponemos figuras grandes o texturas como lija, algodón o números de madera que los guíen. Si la persona sabe braille, pueden enviarse a rotular a la Clínica Carlos Durán, donde tienen una máquina especial que rotula las etiquetas”, manifestó Ana Catalina Venegas, coordinadora del Programa de Atención en Farmacias del Hospital San Juan de Dios.
La Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed) da cursos especiales de braille para farmacéuticos; ya se han capacitado 50.
“El paciente debe estar bien enterado de cómo tomar sus medicamentos. Se les debe explicar cómo tomarse el fármaco y para qué sirve, pero también facilitarles una forma para que ellos lo recuerden”, dijo Ivette Herrera, decana de la Facultad de Farmacia de la Ucimed.