En medio de la revolución de las redes sociales, ¿hacia dónde debe apuntar el periodismo para mantener el interés del público, ahora que la inmediatez no es exclusiva de los medios tradicionales?
La inmediatez, aunque hay que atenderla, no debe ser nuestro norte. El periodismo debe aportar valor agregado, debe descubrir y explicar realidades complejas, que un tuitero jamás abordará. El mundo está inundado de datos, pero de muy poco conocimiento. Debemos pasar de los datos al conocimiento, y del conocimiento a la inteligencia.
El premio reconoce su trabajo por combinar los procedimientos propios del periodismo de investigación con las nuevas herramientas tecnológicas. ¿Cómo ha vivido ese proceso?
Es un largo proceso de 20 años, en el que he intentado combinar lo mejor de dos mundos: el periodismo de investigación y lo que llaman hoy periodismo de datos. Al final, los nombres no importan, se trata de hacer periodismo de calidad y de impacto social con las mejores herramientas que tengamos a nuestro alcance. Como todo proceso innovador, ha sido lento pero gratificante. Hay que aprender a convencer, inspirar y emocionar a muchos que tienen dudas en el camino.
¿Qué significa este premio en su carrera?
Lo atesoro como un momento muy especial. Cuando leí las bases del Premio, me sentí plenamente identificada con lo que promueve y que se puede resumir en una frase: la defensa de la verdad. Eso es todo lo que he intentado hacer.