Fumar, cocinar con leña y los gases contaminantes de la calle deterioran la calidad de vida de 210 millones de personas en el mundo y les quita el aire para vivir.
Si en su día a día está presente uno o más de estos factores y por falta de aire siente dificultad para la más sencilla de las tareas, respirar, podría estar en la primera etapa de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Según la neumóloga Marlene Fernández, la EPOC empieza con una falta de aire que dificulta hasta las labores más simples y se acompaña de una persistente tos con flema, en mayores de 40 años.
“Empezás teniendo falta de aire por subir gradas. Después, ni siquiera pueden caminar en plano”, explicó Fernández.
Edwin Sánchez, de 70 años, llevaba más de medio siglo fumando cuando se le diagnosticó EPOC. La falta de aire se convirtió en una dolencia que lo conectó a un ventilador mecánico por un mes.
“Me mandaron a ver por qué era que me costaba respirar. No podía respirar, no podía subir una cuesta”, relató Sánchez. Es que “fumar como un desesperado, por 54 años de fumar, eso fue lo que me llevó a ese estado”, agregó.
“Generalmente el paciente con EPOC llega muy mal y la expectativa de vida es muy larga si lo tratás”, describió Fernández y señaló que “el paciente debe acudir apenas siente que le falta el aire, problemas con el ejercicio, tos o flemas y más si tiene factores de riesgo como cocinar con leña, si es fumador o fumador pasivo, si trabaja en una mina, es taxista o chofer de autobús”.
Abordaje integral. Aunque no existen estadísticas locales, en el mundo mueren tres millones de personas al año a causa de EPOC.
Tanto el enfisema pulmonar como la bronquitis crónica se clasifican como obstrucciones crónicas de los pulmones.
En un paciente con EPOC, los pulmones tienen los bronquios inflamados y obstruidos a causa de inhalar humo. Esos contaminantes destruyen los alveólos: los pequeños sacos en los pulmones donde la sangre y el aire inspirado intercambian gases.
Aunque no es curable, se puede dar tratamiento.
Para el terapeuta Henry Delgado, hay que actuar en tres niveles: con medicamentos que dilatan los bronquios, haciendo ejercicio y mejorando la nutrición.
Según Delgado, al ser una enfermedad sistémica afecta los huesos, músculos, el corazón y el sistema gástrico. Introducir más proteína, frutas y verduras así como disminuir los carbohidratos ayuda a regular la producción de dióxido de carbono que llega a debilitar el tejido muscular.
“Estuve muy grave, agonizando tres semanas. Salí del hospital a los meses sin poder caminar”, comentó Sánchez. Después de una terapia integral, el tratamiento surtió efecto y Sánchez mejoró su condición de vida.