Joselyn Mora no tiene antecedentes familiares de cáncer de seno y a sus escasos 21 años nadie sospechaba que podría desarrollar un tumor en esa zona.
Sin embargo, hace dos meses le removieron el seno derecho para evitar que un tumor se expandiera y afectara otros órganos.
“Un día me acosté bocabajo y me dolió mucho el pecho. Le conté a mi mamá y nos hicimos el autoexamen. Ahí me encontré una pelotita. Los doctores en el Ebais no creían que fuera cáncer, pero me dolía mucho, así que me hice análisis privados y me mandaron una biopsia de urgencia. Ahí se confirmó que tenía cáncer”, comentó Mora.
Este no es el único caso en jóvenes, pues los tumores en menores de 40 años aumentaron un 14% desde el 2000. “En lo que va del mes ya he operado a dos jóvenes: a una de 19 años y a otra de 22”, dijo el ginecólogo y oncólogo Francisco Fúster.
Adriana Zúñiga, de 28 años, es otro caso. Esta guanacasteca descubrió el cáncer hace un año. A ella le salvaron la vida la detección temprana con el autoexamen y exámenes médicos hechos a tiempo.
“El cáncer es más agresivo en las muy jóvenes porque, por un lado, sus células son más dinámicas y se reproducen más rápido, lo cual hace que el cáncer viaje más rápido, y, por otro, porque, si estas personas tienen genes que están asociados con este cáncer, va a ser más agresivo”, señaló Fúster.
Otro factor de riesgo es cultural, puesto que pocas jóvenes tienen claro que ellas también están en riesgo de padecer este mal. Por esa razón, no toman previsiones ni van al médico, lo cual dificulta su diagnóstico.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 70% de las ticas menores de 74 años con cáncer de mama logran sobrepasar la meta de vivir cinco años después de su diagnóstico.
Sin embargo, el panorama cambia cuando se habla de mujeres menores de 45 años, pues el porcentaje de quienes sobreviven esos cinco años baja a un 62,6%. Ante estas cifras, el país ya busca reducir los casos en jóvenes.