Por iniciativa propia, los costarricenses solo donan la mitad de la sangre que los hospitales del país necesitan para hacer frente a cirugías, quemaduras y transfusiones de sangre.
En el Hospital México, por ejemplo, los voluntarios solo aportan 250 litros al mes, cuando ese centro médico requiere al menos 500 litros.
En el Hospital Nacional de Niños ocurre algo similar: “Si acaso tenemos 15 donantes al día y ellos nos aportan 7,5 litros de sangre. Lamentablemente, por día necesitamos entre 13 y 14 litros de sangre”, dijo ayer Giselle Valverde, directora del banco de sangre de ese hospital, en el marco del Día Mundial del Donante Voluntario de Sangre.
Iselda Bolaños, directora del banco de sangre del Hospital Calderón Guardia, afirmó: “Hay procedimientos médicos que necesitan mucha sangre. Por ejemplo, en el último trasplante de hígado se utilizaron 30 bolsas de medio litro. No tenemos tanta sangre”.
Estas 30 bolsas significan 30 donantes para un procedimiento.
Esto se conoce como “donación de reposición”, y representa la mitad de las reservas del banco de sangre en los hospitales. Sin embargo, este tipo de colaboración es riesgosa, pues no hay garantía de que la sangre sea tan sana como la de quienes donan por altruismo.
“Los donadores por reposición vienen nerviosos, y muchos piensan que, si no califican como donadores, el paciente (familiar) no va a ser operado, y eso no es cierto. Sin embargo, debido a ese temor, mienten sobre su salud o prácticas sexuales, lo cual expone a los pacientes (receptores) a enfermedades”, dijo Jimmy Villalobos, del banco de sangre del Hospital México.
La presión por hallar donantes hace que no haya preocupación por donar, sino por “llenar una cuota”.
“Una persona que dona por amor lo hace sin preocupación, pero un donador por reposición está urgido de salvar a un familiar y busca que le sellen el recibo para demostrar que sí donó, por lo que puede mentir y decir que lleva una vida más sana de la que realmente lleva. Esto pone en riesgo al donante y al paciente”, explicó Erna Meléndez, directora del Banco Nacional de Sangre.
Prevalecen aún la falta de costumbre y mitos como el de que, al donar sangre, una persona se enferma o se descompone.
“La gente viene presionada para donar por un familiar y después no vuelve. No hay cultura”, aseguró María Elena Esquivel, del banco de sangre del Hospital San Juan de Dios.
Los hospitales del país realizan ferias informativas y campañas anuales para atraer a más donantes voluntarios y, así, acabar con los riesgos de las donaciones por reposición.