No son pocos los padres que, llegada cierta hora de la noche, deben batallar con sus hijos para que se vayan a dormir.
Aunque los pequeños hagan berrinche, es importante que tengan una hora fija para ir a la cama –sugiere un nuevo estudio– pues un horario de sueño inconsistente tiene un gran efecto negativo en su comportamiento.
La investigación realizada con 10.230 niños en edad preescolar y escolar, en Gran Bretaña, demostró que aquellos menores que no iban a la cama a una hora fija tenían más problemas de conducta en la escuela y en su hogar.
Asimismo, cuando estos cambiaron sus hábitos y empezaron a dormir a la misma hora todos los días, su conducta mejoró.
La hora también resulta un factor importante en el estudio: niños que se dormían después de las 9 p. m. eran considerados más malportados que aquellos que se dormían temprano.
El estudio de un grupo de científicos del University College de Londres, en Inglaterra, le pidió a padres de los más de 10.000 niños entre tres, cinco y siete años que llenaran una encuesta en la que indicaran si el hijo tenía una hora definida para ir a la cama y cuál era.
Luego se les realizó otra encuesta a padres y profesores para medir el comportamiento, incluyendo problemas de conducta, hiperactividad, desórdenes emocionales, problemas con compañeros y rasgos de conducta positiva.
Los resultados fueron publicados hace una semana en la revista especializada Pediatrics.
Reloj biológico. “Si constantemente cambia la hora a la que se va a dormir o la cantidad de sueño que recibe, lo más probable es que vaya a echar a perder su reloj biológico”, dijo a Reuters, Yvonne Kelly, quien dirigió la investigación.
“Eso tiene todo tipo de impactos en la forma en que el cuerpo es capaz de trabajar al día siguiente”, agregó.
Además del daño al ritmo circadiano (relacionado al reloj biológico que tienen todos los animales), los científicos consideran que el desorden en el sueño en los menores afecta su desarrollo de las regiones cerebrales que regulan el comportamiento.
La investigación también reveló una interesante tendencia entre los padres: se tornan más rigurosos con la hora de dormir de los niños conforme aumenta la edad.
Cuando los niños tenían tres años, cerca de 20% de los padres dijeron que sus hijos “a veces” o “nunca” iban a la cama a una misma hora. Sin embargo, ese porcentaje se redujo a 9% con niños de cinco años de edad y 8% para los siete años de edad.
Los científicos incentivan a padres a que eduquen a sus hijos en seguir un horario de sueño.