Tiene un currículo resumido, de casi 10 páginas a espacio sencillo. Doctor en Fisiología, miembro de múltiples asociaciones científicas y autor de más de 1.000 publicaciones, Renato Sabbatini visitó el país para hablar sobre radiaciones electromagnéticas invitado por el Mobile Manufacturers Forum (MMF), una organización sin fines de lucro que promueve proyectos relacionados con la seguridad de la tecnología inalámbrica.
El caso de Costa Rica no es distinto de lo que pasó en otros países. Esto también sucedió en Colombia, Chile y Brasil. Cuando va a haber una expansión, llega este problema. Lo que pasa es que la población empieza a notar esto porque se modifica el paisaje.
Usualmente, hay tres argumentos. El primero es la contaminación del paisaje urbano; el segundo el miedo a la devaluación de la propiedad –aunque eso no ocurre– y el tercero es el problema para la salud.
No, no las hay. Los efectos son bien conocidos porque se investigan desde hace más de 60 años y hay 25.000 trabajos publicados sobre campos electromagnéticos no ionizantes. No ionizante quiere decir que no puede romper moléculas de la materia viva –particularmente el ADN– o causar muerte celular. Se sabe que no hay daños porque es una energía muy baja.
Con la televisión y la radio.
El Sol. La intensidad de la luz, de la radiación del Sol a mediodía, es de 1.000 vatios por metro cuadrado. Una torre celular –que emite una especie de luz que no podemos ver– es 10 millones de veces menos intensa que el Sol.
”El Sol es más peligroso que una torre celular. Te vas a la piscina, te quedás tres horas expuesto y eso sí es una radiación ionizante, que sí provoca alteraciones. Después de 20 años de hacer eso, puede contraer un cáncer. La posibilidad es que una de 200.000 personas que hacen eso desarrollen cáncer, pero las personas no se preocupan cuando van a la playa o la piscina, están preocupados con algo que es 10 millones de veces menos intenso.
”Ya se ha hecho la comparación de incidencias de personas que han vivido años muy cerca de una antena con otros que vivían lejos. Hay 17 estudios en todo el mundo y ninguno ha probado un riesgo de las personas que vivan cerca.”
Efectos no quiere decir algo malo. Hay efectos, por ejemplo, térmicos. Cuando usted se pone delante de un radar de un avión, que tiene una intensidad muy alta, hay un efecto de calentamiento. Ese es el origen del horno de microondas. Pero ese horno tiene 2.000 vatios de potencia, el campo de una radiobase se mide en milésimos de vatios.
Es muy contradictorio. Para recibir radio y televisión el campo electromagnético es mayor. Para oír la radio y la televisión es necesario tener la intensidad de más o menos un millonésimo de vatio. El campo de los celulares necesita un décimo o menos que eso. Al mismo tiempo, el celular es capaz de detectar tres billonésimos de vatio.
”Si usted ve la contribución de cada fuente artificial de ondas electromagnéticas no ionizantes en San José, va a ver que la radio AM se lleva el 8%, la radio FM el 6%, los radios de comunicación el 2%, la televisión el 4% y las torres celulares el 1,5%. Lo que pasa es que cuando vemos una estructura grande y fea, le atribuimos poderes casi mágicos.
”Recuerde, además, que las ondas de celulares fueron clasificadas como posiblemente cancerígenas. El ejemplo es que es posible que usted reciba un meteorito en su cabeza en este momento, pero ¿es probable? En este nivel de riesgo está también el consumo de café...”.
Sí, uno es para el público, un par de metros no en línea recta de la base de la torre, sino desde la antena. El otro es para los trabajadores que deben dar mantenimiento. Esos trabajadores tienen que usar equipos especiales de protección.