La tensión aún se nota en su voz y en su rostro. No es para menos. Sheila Ramírez Muñoz se sometió hace un año a exámenes para saber si los miomas –fibromas– en el útero eran o no cancerosos.
“¡Gracias a Dios, no era cáncer, gracias a Dios; estaba muuuyyy, muuuyyy preocupada!”, contó esta vecina de la comunidad Cacique Diría, a unos cuanto kilómetros de la ciudad de Santa Cruz.
Con 48 años y madre de un joven de 20, Ramírez se sometió el año pasado a un ultrasonido vaginal en el programa del centro médico San Rafael Arcángel.
Ella fue aceptada en el proyecto por sus pocos ingresos –se gana la vida limpiando casas– y por no contar con seguro social.
Cuando le detectaron los miomas, pidió dinero a su familia para pagarle a una clínica de San José el examen con el cual descartó que fueran malignos (cáncer).
“Ahora estoy haciendo un gran esfuerzo por pagar el seguro porque, aunque no tengo cáncer, necesito la cirugía para quitarme estos quistes –miomas–”, contó.
Ella se mostró muy agradecida por el apoyo del centro médico privado de Liberia.
“Yo sentía un dolor en el ovario izquierdo y se volvieron dolores más fuertes; si no hubiera sido por este ultrasonido gratuito –muestra la placa– nunca habría sabido mi condición”, expresó.
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