¡Ámese a usted mismo y disfrute inmensamente el placer de estar vivo cada minuto!
Ese es el lema que une a centenares de personas este fin de semana en el Centro Nacional de la Cultura (Cenac), en San José, quienes decidieron participar en un ejercicio colectivo de respiración, durante las actividades del V Festival Nacional de Yoga.
La oferta es variada y pretende, ante todo, lograr más adeptos a esta práctica milenaria que busca equilibrar el cuerpo y la mente para vivir mejor.
Recetas y bocadillos de cocina orgánica, aerosoles terapéuticos contra el miedo o para la concentración, inciensos y candelas de aromaterapia, aretes, collares, móviles y hasta ropa “viva” hecha a partir de fibras de bambú, son también parte de la actividad.
Casi 1.000 personas asistieron ayer con sandalias, ropa holgada y caminar pausado, convencidas del beneficio de esta práctica.
Uno de ellos es el economista Felipe Gutiérrez, de San Francisco de Dos Ríos, San José. “El yoga es lo mejor que me ha pasado en la vida. Yo pasaba estresado siempre y enfermándome, pero un día me metí a clases para curiosear. Eso fue hace tres años y todavía lo celebro”.
“A mí me gusta hacer con mami”, contó Elena Jiménez, de solo 7 años. Su madre, Sara, festeja la pequeña compañía.
Rompiendo mitos. “Durante años hubo quienes juzgaban la práctica del yoga casi como si fuera una secta, pero hoy cada vez más se involucran porque entienden que no es una moda, sino un renacer para disfrutar más de cada día”, manifestó Fabiana Oliveira, instructora.
“Cuando uno empieza en esto hay quienes lo critican y dicen: ¿a usted qué le pasó? Pero, luego, cuando ven los resultados y que uno está realmente mejor empiezan a preguntar y acercarse. Me pasó así incluso con familiares”, aseguró Melina Chacón, instructora del Grupo Santorini, de 29 años.
La entrada vale ¢3.000. Adultos mayores y niños pagan ¢1.000.