Creyentes o no, cristianos o no, en todos las ciudades del mundo los árboles vestidos de luces celebran la alegría y la esperanza y, conmemoran el nacimiento de Jesús en casas, oficinas, templos y centros comerciales.
Aunque no se sabe a ciencia cierta dónde nació la tradición de colocar y adornar un árbol, algunos creen que se deriva de la antigua creencia europea de que un árbol gigantesco sostenía el mundo y que en sus ramas estaban sostenidas las estrellas, la Luna y el Sol, por eso se iluminan.
Este “adorno” hoy, sin embargo, es mucho más que un acompañamiento del natalicio y más una oda a la creatividad humana.
Algunos árboles de navidad son reales, otros lo son menos. Así, en las ciudades conviven los árboles naturales como el abeto frente a la Plaza San Pedro en Ciudad Vaticano o el de la Casa Blanca en Estados Unidos, con árboles de vidrio, plástico, metal o chocolate –como uno de 10 metros de alto que se exhibe en París–.
Los hay también de estereofón, cajas, botellas plásticas, tela, zapatos y hasta fabricados con trampas de langosta. Este último mide 50 metros y es elaborado desde hace cinco años por los ciudadanos que viven en Main Street, en Gloucester, Nueva Inglaterra.
El ingenio da para mucho. Hay árboles tecnológicos, desde uno de seis metros de altura basado en tecnología LED interactiva frente a un centro comercial de Singapur hasta versiones que desafían la naturaleza, como el ubicado en el Lago Rodrigo Freitas, en Río de Janeiro. Denominado el “árbol de navidad flotante más grande del mundo”, este está construido sobre una base de 810 metros cuadrados, mide 85 metros de altura, pesa 542 toneladas y tiene 3,3 millones de luces.
Además, hay árboles navideños en dos dimensiones, como aquellos que se ‘dibujan’ en el costado de un edificio manteniendo las luces encendidas de ciertos aposentos o los que son simples hologramas que se proyectan en las paredes de Hong Kong o Alemania.
Como en todo también hay excesos. El árbol más caro está ubicado en el hotel Emirates Palace en la capital emiratí Abu Dhabi. Tiene un valor de más de $11 millones.