Dificultad en el acceso a la educación, la salud pública y el empleo: estos son los principales problemas que enfrentan cotidianamente muchos migrantes y refugiados que viven en el país.
Así lo denunciaron 200 jóvenes de distintas nacionalidades que se reunieron este fin de semana para debatir sobre el tema, en el marco de una actividad llamada Lazos sin fronteras.
Tras dos días de ponencias, discusiones y actividades culturales en Tres Ríos de Cartago, los jóvenes –de unos 100 países– hicieron un llamado a las autoridades ticas para que se garantice una mejor calidad de vida a esta población.
Ayer, ellos entregaron al ministro de Cultura, Manuel Obregón, y a la viceministra de Juventud, Karina Bolaños, una declaración con propuestas de cómo lograrlo.
“Además de la xenofobia, que es el principal problema al que nos vemos expuestos, el conflicto político de isla Calero ha tenido repercusión en el tema social”, ejemplificó Chandreyi Guharay, nicaragüense de 18 años, con una visa de estudiante en trámite. Por su parte, Dominique Kattiana, haitiana que está en el país como refugiada, también denunció cómo se le discrimina por su color de piel y dijo que le ha sido difícil obtener trabajo.