Las revistas médicas deben tener mucho más cuidado al seguir los protocolos de revisión y legitimación de los estudios que publican para evitar fraudes y perjudicar la salud de pacientes.
Esa es la conclusión a la que llega la tercera y última entrega de una investigación sobre el estudio fraudulento que vincula a las vacunas con el autismo, el periodista especializado Brian Deer.
En su reporte, publicado hoy en la también revista médica British Medical Journal, el periodista reclama no solo que la revista The Lancet publicara en 1998 un estudio cuestionable en su metodología, sino también que se retractara hasta 11 años después.
El estudio médico criticado, del médico Andrew Wakefield, acusaba a la vacuna contra el sarampión, rubéola y paperas de ser la causante de un síndrome llamado entericolitis autística, que mezclaba el autismo con problemas digestivos. Esa publicación sembró el pánico e hizo que la gente dejara de vacunar a sus hijos, lo que provocó aumento de sarampión en Reino Unido.
El reportero Deer asegura que The Lancet protegió a Wakefield en 2004, cuando los primeros resultados de la investigación sobre la veracidad de su estudio mostraban que el análisis no estuvo bien diseñado, que los niños no desarrollaron autismo y que Wakefield fue pagado por un grupo antivacunas.
Deer asegura que al conocer esos resultados, los editores de The Lancet destinaron 48 horas a redactar un manifiesto de 5.000 palabras donde negaran lo dicho en el artículo de Wakefield. Sin embargo, nunca se publicó. “El caso revela errores mayores en la revisión previa y posterior a la publicación del estudio, esas cosas no deben suceder en una revista médica”, dijo Deer.
La revista The Lancet aún no ha dicho nada de este estudio.