Optimismo: este es el sentimiento con el cual el obispo de Tilarán-Liberia, monseñor Vittorino Girardi, se apresta a conmemorar mañana, en la ciudad de Tilarán, Guanacaste, los 50 años de la erección de la diócesis que dirige desde el 2002. Fue el quinto obispado que Roma creó en Costa Rica.
El tercer prelado de esa jurisdicción religiosa, que comprende toda la provincia de Guanacaste y el cantón alajuelense de Upala, expresó felicidad por el aumento de matrimonios que, cada año, se registra en su diócesis, tendencia que Girardi atribuyó “al trabajo de los sacerdotes”.
También se declaró satisfecho por el incremento de vocaciones religiosas que encuentra en el territorio que administra y que se expresa en más presencia de jóvenes aspirantes al sacerdocio. Actualmente, 15 se preparan en el Seminario Mayor.
Vittorino Girardi resaltó la labor de 60 presbíteros (20 de ellos extranjeros), 90 monjas y siete colegios católicos que contribuyen a la formación espiritual de la feligresía.
Para mañana están programadas varias actividades en Tilarán, entre ellas una misa presidida por el arzobispo de San José y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Hugo Barrantes. Participarán, como concelebrantes, los otros obispos del país y todos los sacerdotes de la diócesis.
Tras la creación de los obispados de Ciudad Quesada y Puntarenas, su superficie se redujo a Guanacaste y Upala.
La sede se estableció en Tilarán por cuanto esta ciudad era el centro geográfico del extenso obispado. Empero, con autorización de la Santa Sede, desde febrero del 2010 la diócesis es bicéfala: Tilarán-Liberia. En la primera se hallan la catedral y la residencia del obispo, mientras que en la capital guanacasteca están las oficinas diocesanas y la curia.
La razón de esta división administrativa, explicó Girardi, está relacionada con el cambio territorial, que hizo de Liberia el punto concéntrico y por el desarrollo experimentado por esta.
Monseñor Román Arrieta (q.d.D.g) fue el primer obispo hasta 1979 cuando lo sustituyó Héctor Morera Vega, obispo emérito. Colaboró el periodista Alexánder Sánchez