Es un líquido que todos necesitamos para vivir y que se vuelve decisivo para víctimas de accidentes de tránsito, personas que pasan por una cirugía o pacientes con enfermedades en la sangre que requieren transfusiones todas las semanas.
Una sustancia que más del 60% de los adultos está en capacidad de donar. Sin embargo, los números reflejan todo lo contrario. El país necesita de 200 a 250 donadores de sangre por día para satisfacer sus necesidades y en ocasiones apenas superan los 100.
Incluso, si tan solo el 1% de la población tica (unas 45.000 personas) donara al menos una vez al año, no habría problemas de abastecimiento de sangre.
La situación se torna más complicada en la actualidad, pues muchos donadores frecuentes ya llegan a una edad en la cual no es tan recomendable donar sangre muy frecuentemente.
Por esta razón, el Banco Nacional de Sangre se lanza a buscar jóvenes que sean donadores voluntarios frecuentes.
“Mucha población que tiene más conciencia de la donación voluntaria, está envejeciendo, y con eso llegan enfermedades crónicas que hacen más complicada la donación”, explicó Danny Cabezas, médico asistente general del Banco Nacional de Sangre.
“Todos los días hay enfermos, personas accidentadas y gente que necesita de la sangre, no solo cuando se hacen campañas masivas”, agregó.
Según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), las personas que menos donan tienen entre 18 y 30 años de edad, por lo que cada vez las campañas se hacen en lugares más frecuentados por los jóvenes.
La mañana de este viernes, por segundo año consecutivo, esta campaña del Día Mundial del Donante Voluntario llega a la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica, en San Pedro de Montes de Oca.
“Es ir a donde está la gente joven, que muchas veces no puede ir hasta el Banco o hasta los hospitales”, manifestó Cabezas.
Sangre voluntaria, sangre segura. Actualmente, el Banco Nacional de Sangre solo puede satisfacer entre el 54% y el 55% de las necesidades de los centros médicos nacionales. Esto, sin contar una posible emergencia que requiera más apoyo.
La sangre restante proviene de la llamada donación por reposición, que se da cuando se les pide a los familiares de personas que requieren una cirugía o transfusión que donen su sangre para reponer la que se utilizará en el familiar.
No obstante, para Cabezas esta sangre no es tan segura como la que da un donante voluntario.
“No es que sea sangre insegura. Sin embargo, muchas veces la familia se siente ansiosa porque cree que van a decirle ‘si no me trae los donantes, no lo operamos’; entonces la familia entra en crisis y podría omitir información sobre enfermedades que se transmiten por sangre”, expresó Cabezas.
Aun así, hay quienes donan una primera vez por reposición y luego continúan donando de forma voluntaria.
Tal es el caso de Kattia Soto, quien donó sangre por primera vez hace cinco años y medio, cuando su hija necesitaba una cirugía de emergencia, y desde entonces dona por iniciativa propia.
“Fue tan grande el sentimiento de ayudar a salvar la vida de mi hija que quise seguir salvando las vidas de otros pequeños”, afirmó.