EE.UU.
Los cigarrillos electrónicos están de moda. ¿Por qué? La gente quiere dejar de fumar tabaco pero no quiere dejar el hábito de fumar.
Anne Stephan, abogada especializada en temas de salud en una firma de abogados cercana, asegura que, después de fumar 20 cigarrillos diarios durante 25 años y fracasar al tratar de dejarlo, había bajado a uno diario en tres meses desde que empezó a echar humo en los llamados e-cigarrillos.
Estos usan tecnología para convertir la nicotina inyectada de propilenglicol en vapor inhalable. Así, los humean casi como si fueran reales, sin el olor del cenicero.
“El crecimiento es exponencial y no hay señales de que vaya a bajar. El consumo de e-cigarrillos podría sobrepasar a los cigarrillos tradicionales en la siguiente década,” dijo Katherin Devlin, presidente de la Asociación de Comercio de la Industria de Cigarrillos Electrónicos en Londres.
Actualmente, son distribuidos por más de 100 compañías pequeñas y medianas como NJOY y White Cloud. La mayoría son fabricados por una compañía china, Ruyan, que inventó el dispositivo que calienta la solución de nicotina y la convierte en vapor semejante al humo.
El aparato, que también puede tener una lámpara LED para simular el brillo de la ceniza ardiendo, ha sido registrado para patente en más de 50 países.
Polémica. Aunque los e-cigarrillos todavía son una fracción del mercado de $80.000 millones anuales por productos de tabaco en Estados Unidos, ya ha desencadenado un conflicto entre expendedores y reguladores.
Recientemente, el gobierno británico anunció que empezaría a tratar los e-cigarrillos como medicinas, “para que la gente que usa estos productos tenga la confianza de que son seguros, de la calidad adecuada y que funcionan.”
Mientras tanto, en Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) intentó bloquear su venta, asegurado que eran “combinaciones de droga/artefactos no aprobados”, y posteriormente una corte federal de apelaciones sostuvo que podrían ser regulados por la agencia como productos de tabaco.
Funcionarios de Salud dijeron que su seguridad no ha sido comprobada médicamente y que los artefactos podrían alentar a los niños a empezar a fumar.
Algunos partidarios antitabaco, que estaban molestos de ver los dispositivos brillando en restaurantes y bares, exigen una prohibición de su uso en lugares públicos, la misma prohibición que rige para productos de tabaco.
Analistas dicen que dichas tendencias retarían también a la industria farmacéutica, donde los productos para dejar de fumar como los parches y chicles de nicotina cobraron unos $2.400millones de dólares en 2011, sin incluir los tratamientos por prescripción.
Por su parte, los partidarios de los e-cigarrillos dicen que los funcionarios europeos están teniendo una reacción visceral que les impide reconocer los aparatos como una alternativa “más segura” para fumar.
También un del 2011 publicado en The American Journal of Preventive Medicine dijo que los e-cigarrillos “pueden ser prometedores como método para dejar de fumar.”
“Se necesitan estudios adicionales para evaluar los potenciales beneficios y riesgos en salud pública de los cigarrillos electrónicos y otros productos nuevos de tabaco”, sostuvo una vocera de la FDA, Stephanie Yao.
Más fabricantes. Pero ahora, los fabricantes de Marlboro y otras grandes marcas tabacaleras se están apresurando para obtener su tajada ---especialmente para recuperarse de pérdidas en ventas al bajar el consumo de tabaco en países occidentales.
El año pasado, Lorillard compró al fabricante de e-cigarrillos Blu por $135 millones y British American Tobacco, RJ Reynolds y Japan Tobacco International también han participado en la nueva industria.
En abril, al caer la venta de cigarrillos en 5.2 por ciento en el primer trimestre en comparación con el año pasado, Altria anunció que pronto daría a conocer su propio cigarrillo electrónico.
Las nuevas reglas también podrían afectar radicalmente la cantidad de dinero que el gobierno podría tomar a través de nuevos impuestos, una consideración nada insignificante cuando el declive en las ventas de tabaco está dejando importantes huecos en el tesoro estadounidense.