Presbere encabezó la última gran rebelión de los nativos de Costa Rica contra la colonización española. En sus dominios, en Talamanca, con sus guerreros, se enfrentó con gran arrojo con las tropas del imperio español. Entre las víctimas del movimiento de resistencia figuraron sacerdotes católicos que acompañaban a los conquistadores.
El persistente rechazo de los indígenas a la presencia española obligó a las autoridades políticas y militares de Guatemala a enviar un fuerte contingente a Talamanca para sofocar la rebelión.
Presbere fue capturado y trasladado a Cartago, donde, durante varios días, no fue alimentado. Finalmente, lo llevaron a la plaza Mayor, donde fue ejecutado, el 4 de julio de 1710. Su cabeza se exhibió durante varios días.
Los colonizadores españoles definieron su muerte como un escarmiento disuasorio para quienes se atrevieran a retar a España.
El coordinador del Grupo Pablo Presbere, Jeffry Ortega, dijo que la actividad “busca el rescate de uno de los héroes más olvidados de nuestra historia, porque Presbere defendió la cultura indígena y representa el espíritu luchador y perseverante que heredamos los costarricenses, que es necesario reforzar en momentos en los cuales es imprescindible mantener la identidad nacional”.
El obispo de Cartago, José Francisco Ulloa, indicó que Presbere, nativo de estas tierras, es un vivo ejemplo de lucha por lo que creía. “Así debemos todos los costarricenses luchar por nuestra patria”.
Ulloa no se refirió a la responsabilidad de la Iglesia en la situación vivida por Presbere y su pueblo.
Por su parte, la vicealcaldesa de Cartago Paulina Ramírez, resaltó: “Cuando estudiábamos nuestra historia, era frecuente que se nos dijera que en Costa Rica no se derramó sangre, como en otros países , en la lucha independentista, pero Pablo Presbere es un mentís a la historia oficial y acicate para que nuestro país sea cada vez mejor”.
Presbere fue declarado defensor de la libertad de los pueblos indígenas por la Asamblea Legislativa, en 1997.